Claman los justos, y Jehová oye,Y los libra de todas sus angustias.
– Salmos 34:17
Hace muchos años atras mi hija tenia problemas de gastritis y se levantó una madrugada con fuertes dolores, le di algunos medicamentos pero su malestar seguia más intenso.
Era de domingo para lunes y nosotros vivimos en una barriada de difícil acceso para transportarnos ; asi que tuvimos que caminar hasta la entrada donde está la calle principal para esperar algun taxi.
Estuvimos varios minutos y no pasaba ningún carro para tomar un taxi, dirigirnos al hospital y mi hija seguia con el dolor. Ya la veía muy mal y levanté mis manos al cielo y dije en voz alta, Señor, ten misericordia de mi y mi hija. Al instante pasó un carro y se detuvo.
Eran 2 personas y me preguntó, que le pasa?
Les expliqué que mi hija estaba enferma, entonces ellos me llevaron inmediatamente al hospital. Su aspecto físico no era lo normal, estaban llenos de tatuajes y aretes con una música alta. Pero fueron muy amables y al dejarme en el hospital le pregunté cuánto le debia y no me cobró absolutamente nada, me sorprendió muchísimo porque pude ver la mano de Dios en esa situación difícil.
Estoy muy agradecido con Dios por poner en el camino a estas personas que fueron instrumento de bendición para mi y mi hija.
Espero que sea de bendición a todos este testimonio.
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