Un día mi hermano Mario le pidió permiso a mi mamá para ir a jugar fútbol con unos amigos y ella le dijo que no, que se quedara en la casa.
Él se enojo y se fue, a la media hora sus amigos lo traían porque se había golpeado y estaba quebrado en una de sus piernas. Llegó llorando muy adolorido y mi mamá le dijo: viste lo que te ha pasado por desobediente.
Recordaba esta escena porque así somos nosotros muchas veces cuando Dios nos habla y seguimos en nuestros propios caminos y regresamos a nuestro Padre celestial con una pierna quebrada.
Jehová el Señor me abrió el oído, y yo no fui rebelde, ni me volví atrás.
Isaías 50:5
La rebeldía nos trae consecuencias, la desobediencia nos perjudica y quizás en este momento piensas que no te va a pasar nada pero recuerda que hay un Dios que observa toda la tierra y cada uno de nuestros pasos.
Desechemos la rebeldía, pídele al Señor que habra tu oído para que ya no camines en sendas de muerte donde el enemigo (el diablo) te puede destruir, regresa a los pies de Cristo y nunca más vuelvas atrás, enfócate en lo que Dios ha puesto delante de ti, sus planes en tu corazón.
Porque Jehová el Señor me ayudará, por tanto no me avergoncé; por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado.
Isaías 50:7
No temas, reconoce que te equivocaste, todos nos equivocamos y el Señor te ayudará, no serás avergonzado, él cumple sus promesas, nunca miente.
Él es nuestro Señor quiere guiarnos, quiere mostrarnos que sus planes son mejores que los nuestros y manifestar su poder a través de ti.
Cualquier cosa oculta que este en tu vida, sacarla a la luz de Cristo, ve a su presencia, preséntate, recibe su perdón y su amor eterno.
He aquí que Jehová el Señor me ayudará; ¿quién hay que me condene?
Isaías 50:9
Levanta la cabeza, si Dios te perdona, quién puede condenarte? ERES HIJO DE DIOS.
Que Dios cumpla sus propósitos en ti y te abra el oído, bendiciones.
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