Te has puesto a observar la función a detalle de un vaso, este es un instrumento, un utensilio. A mi corazón y a mi mente llegaba esto “Debes ser un vaso lleno capaz de saciar la sed de los demás. Es interesante como las pequeñas cosas cotidianas nos enseñan algo.
Un vaso vacío no sirve de nada, si no cumple su función tampoco, un vaso para ser útil debe ser capaz de retener el agua, el vaso no puede estar agrietado. Tu y yo somos un vaso y el agua que portamos es la presencia de Dios. Jesús le dijo a la mujer samaritana “el que bebe de mí no tendrá sed jamás” (Juan 4:13-14).
Nosotros somos instrumentos en las manos de Dios, somos portadores de esa agua y debemos dejar que Dios nos use para saciar la sed de los demás.
Leí una frase que decía que la única biblia que leerán los demás es aquella que tu yo reflejamos. Hay muchas personas hoy en día que necesitan conocer de Cristo y ya Dios deposito en ti su presencia, esa agua, su Espíritu Santo para que expandas su evangelio, la salvación, la mies es mucha y los obreros pocos.
Creemos que debemos esperar a ser pastores, líderes, evangelistas, profetas para hablar de Dios, pero no hay que esperar a que suceda eso, comencemos a hablar de Cristo, salvemos almas. Lo poco que conoces o lo mucho será de bendición, un Dios te bendiga, Cristo te ama, no calles, no te limites, es hora es de hacer la función de vasos, vasijas en sus manos.
Te invito a que seas mas que un vaso lleno, te invito a ser un vaso que sacie la sed de los demás y no olvides que para saciar la sed siempre debes llenarte de su presencia, también limpiarte por dentro (2Timoteo 2:21), es necesario que el vaso este limpio. A la vez pídele a Dios que repare toda grieta, recuerda Él es el alfarero. Seamos vasos de honra para el Señor.
Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra. 2 Timoteo 2:21
Dios te bendiga.
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