Cuando sabemos quiénes somos, sabemos qué hacer. Ante las tentaciones y las circunstancias estresantes, podemos responder con confianza basada en la verdad y no en el capricho de nuestros sentimientos en el momento.

Cuando recibimos la salvación, confesando que \”Jesús es Señor\” con nuestras bocas y creyendo que ha resucitado en nuestros corazones, el Espíritu Santo viene a vivir dentro de nosotros y tenemos una nueva identidad como hijos de Dios.

Pedro abre su segunda carta con una declaración clara y simple que lo identifica a los lectores como \”un siervo y apóstol de Jesucristo\”

Pedro sabía quién era y no perdió el tiempo para informar a los lectores.

Cuando tenemos nuestra identidad arraigada en Jesús, 2 Pedro 1: 1-4 nos asegura:

Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra – 2 Pedro 1: 1

  • La justicia de Dios y de Jesús (1: 1)

Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. – 2 Pedro 1: 2

  • Abundante gracia y paz (1: 2)

Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia – 2 Pedro 1:3

  • Conocimiento de Dios y de Jesús, que nos fue dado a través del Espíritu Santo, desarrollado y refinado a través del estudio de la Biblia y la oración
  • Poder para crecer en piedad y bondad (1: 3)

por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; – 2 Pedro 1:4

Habilidad, a través de Dios, para vencer la amenaza de la tentación (1: 4).

El crecimiento en nuestro entendimiento y conocimiento de Dios es necesario para nuestro crecimiento en el entendimiento y conocimiento de nosotros mismos.

Cuando sabemos de quién somos, podemos saber quiénes somos.

Reflexionemos:

  • A medida que creces en tu relación con Dios,
    ¿cómo has llegado a conocerte mejor?
  • ¿Cómo te ha ayudado esto a lidiar con situaciones y tentaciones difíciles?

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Categories: Devocional

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