En nuestras vidas todos los días, existe una batalla entre el bien y el mal. Entre la carne y el Espíritu. Entre escoger lo bueno, o escoger lo malo. Tomar una buena decisión o una mala decisión.

En la biblia está escrito:

*Cuando sean tentados, acuérdense de no decir: «Dios me está tentando». Dios nunca es tentado a hacer el mal y jamás tienta a nadie. La tentación viene de nuestros propios deseos, los cuales nos seducen y nos arrastran.
Santiago 1:13-14 NTV*

De nosotros y de nuestras decisiones depende quien toma el lugar en nuestras vidas, y el timón para dirigirla. Si permitimos que la carne nos domine, y no ponemos resistencia, estamos dejando que nuestra naturaleza que es imperfecta tome el control y se desenfrene a su voluntad.

En cambio, si buscamos cada día el rostro de Dios, escogemos escuchar su voz, su opinión, le pedimos consejos y que nos ayude con nuestras decisiones diarias, estaremos dándole el lugar que El espíritu Santo se merece en nuestra vida; el primer lugar siempre a Dios.

Y es normal tener esa lucha cada día. Vivir en santidad no se trata de que serás perfecto para siempre porque hoy así lo decidiste. Se trata de día tras día vivir como Dios quiere, y si tropiezas levantarte y humillarte ante Dios.

La santidad es como construir un muro, no lo construyes a lo rápido y ya queda toda la estructura. Es poner un ladrillo de la mejor forma posible, bien pegado, uno a uno. De esa forma el muro es resistente y luego no se cae. Y si te equivocas mientras pones un ladrillo, lo puedas corregir.

Escoger al Espíritu Santo es cosa de todos los días. Matar nuestra carne es cosa de todos los días. Soportar las tentaciones es algo diario. Las decisiones, son diarias. Todos los días tomamos decisiones, pero deben ir siempre encaminadas en la obediencia al Padre. Dándole el lugar al Espíritu Santo por encima de nuestra naturaleza pecaminosa.

Y comprendo por lo que pasan los jóvenes. Yo también soy joven. Te entiendo. No es fácil.

Pero un buen pastor me dijo una vez:

No hay algo que alegre mas el corazón de Dios que ver a un joven que está en su plenitud, de hacer lo que bien le parezca, escoger a Dios y anteponerlo como Primero en su vida por encima de sus deseos y su carne.

Escoge al Espíritu Santo para que guíe tu vida.

Para que administre las decisiones que tomas dia tras dia. Permítele siempre tomar su lugar.

Niégate a obedecer a la oscuridad que quiere inundar tu vida, Permite que la luz de Jesús, irradie cada rincón en tu ser, que parece no salir de tinieblas.

¿Crees que es preocupante saber que tendremos una batalla diaria contra nuestra carne?

Preocupante sería pensar que si la luz de Cristo en nuestras vidas se apagara, Como nos iluminaríamos nosotros? Si su brillo intenta siempre alcanzarnos, más somos nosotros quienes se intentan alejar.

Jesús dijo: «Yo soy la luz del mundo. Si ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad porque tendrán la luz que lleva a la vida».
– Juan 8:12 NTV

Dios te bendiga.

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