Te invito a leer Romanos 6
Muchos de nosotros pensamos en la salvación de la misma manera que pensamos en un articulo de nuestra lista de pendientes:
\”He estado allí, he hecho eso. ¿Qué es lo siguiente?\”
Pero cuando marcamos la salvación como lo haríamos con unas vacaciones de ensueño, perdemos de vista la importancia del momento. La salvación es más que una experiencia memorable. La salvación es como mudarse a otro país para siempre.
Cuando le pedimos a Jesús que entre en nuestras vidas, comenzamos una nueva vida con Él. Como un hombre que se muda al otro lado del mundo, nuestra posición cambia en un instante. Nos convertimos en ciudadanos del reino de Dios, donde el pecado no tiene jurisdicción.
Y de la misma manera que lleva tiempo adaptarse a la vida en un nuevo país, puede llevar tiempo adaptarse a esta nueva vida con Jesús. En ambos casos, el idioma es diferente y la cultura es desconocida. Existe la tentación de quedarse con lo que conocemos en lugar de abrazar el nuevo mundo en el que nos encontramos. Pero ¿cómo podemos experimentar la plenitud de nuestras nuevas vidas hasta que dejemos de lado nuestra antigua forma de hacer las cosas?
Parafraseando Romanos 6, Eugene Peterson escribe: \”Si hemos dejado el país donde el pecado es soberano, ¿cómo podemos seguir viviendo en nuestra antigua casa allí? … Entramos en el nuevo país de la gracia – ¡una nueva vida en una nueva tierra!\”
Ahora bien, ¿deberíamos seguir pecando para que Dios nos muestre más y más su gracia maravillosa? ¡Por supuesto que no! Nosotros hemos muerto al pecado, entonces, ¿cómo es posible que sigamos viviendo en pecado? ¿O acaso olvidaron que, cuando fuimos unidos a Cristo Jesús en el bautismo, nos unimos a él en su muerte?
– Romanos 6:1-3 NTV
Jesús nos salvó de nuestros pecados en el pasado, pero también nos salva para una vida con Él en el presente y en el futuro. La salvación no es algo que ocurrió una vez durante un llamado al altar. Es una realidad siempre presente que afecta cada parte de nuestras vidas.
Oración:
Dios, Gracias por salvarme, y gracias por seguir cambiándome. Muéstrame las áreas en las que necesito dejar de lado mi antigua forma de hacer las cosas y abrazar la nueva vida que me has dado.
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