Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.
– Lucas 15:32

A ti que has tomado un minuto de tu tiempo para leer este devocional, quiero decirte que Jesús te ama y quiere mantener una relación contigo.

Has escuchado muchas veces que se habla de una relación íntima con Dios y te preguntas qué es, te es un poco extraño, quizás un poco lejano, pero tu también puedes tener esa relación íntima con Jesús.

Tener una relación íntima con Jesús se establece mediante la oración, el hecho de hablar con Dios, aunque sientas que no eres escuchado es un acto aguerrido y forja tu fe, porque, aunque parezca de esa manera si eres escuchado por él.

“No hay pecado tan grande que en el momento en que el pecador se arrepienta no sea escuchado por aquel que lo está esperando”. 

Jesús contó la historia de un hombre que tenía dos hijos, este hombre se encontraba repartiendo la herencia y uno de ellos le dijo “Padre dame la herencia que me corresponde”, su padre le dio su herencia y este hijo se fue de la casa, gastó todo lo que tenía hasta quedarse sin nada, quedando en la condición más baja, comió hasta comida de cerdos, estando en esa condición recordó que en la casa de su padre había alimento hasta para los criados, así que regresó con esa idea de trabajar en la casa de su papá y recibir una comida digna; para su sorpresa su papá lo estaba esperando con los brazos abiertos e hizo una gran fiesta.

“y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido”.
– Lucas 15:6

La verdad no sé en qué condición estás, pero no esperes caer tan bajo y si ya has caído en lo más profundo, quiero que sepas que Jesús te está esperando y si sientes que no puedes salir de ese foso oscuro, Jesús irá por ti como aquel que deja las noventa y nueva y va por su oveja perdida, solo abre tu corazón y dile “Señor entra en mi vida ahora y rescátame de está oscuridad”

“Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento”.
– Lucas 15:7

Hay fiesta en los cielos cuando un pecador se arrepiente, hay regocijo en el corazón del Señor cuando te acercas a él, “Que nada te impida hablar con Jesús, pues él todos los días camina contigo, esperando escucharte hablar”.

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