\”Ciertamente mis ojos ven todas sus acciones; ninguna de ellas me es oculta. Su iniquidad no puede esconderse de mi vista.\” – Jeremías 16:17

El hecho de que sepamos que Dios lo ve todo no significa que no tratemos de ocultar nuestros pecados. Los escondemos de la familia, los amigos, los compañeros de trabajo, los conocidos y las personas que vemos en la iglesia cada semana.

A veces hacemos lo posible por ocultarlos de nosotros mismos. Y aunque sabemos que Dios lo sabe, a menudo pensamos que si nadie más puede ver nuestros pecados y si no los reconocemos, simplemente desaparecerán. A veces le pedimos a Dios que nos quite nuestros pecados, pero los llamamos sólo eso, \”pecados\”.

Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja halla perdón. – Proverbios 28:13

Es fácil pedirle a Jesús que te perdone tus pecados, que te los quite o que te ayude a dejarlos. Pero, ¿te has preguntado alguna vez por qué es tan fácil? ¿Y por qué parece que esas oraciones quedan sin respuesta? Es fácil porque pedirle a Dios que nos quite nuestros \”pecados\” cuando tenemos pecados específicos con los que sabemos que tenemos que lidiar los convierte en algo sin nombre, sin rostro e inespecífico. ¿Significa esto que Dios no puede perdonarlos? No. ¿Significa que no lo hará? No, en absoluto. ¿Significa que Él no puede darte la ayuda que necesitas para combatirlos? No.

Pero no estar dispuesto a reconocer nuestro pecado específico ante Dios -y quizás confesarlo a alguien más- puede ser un indicador de que no estamos del todo listos para dejar ir ese pecado.

El primer paso para liberarnos de cualquier pecado en particular -especialmente uno que es recurrente y que tratamos de ocultar e ignorar tanto como podemos– es reconocerlo ante Dios.

Reconocerlo significa confesarle a Dios que has cometido un pecado y llamarlo por su nombre. Reconocer el pecado no se trata de si Dios lo conoce o no. Ya sabemos que lo sabe. Se trata de dar el primer paso para cambiar y sanar en Su fuerza.

¿Hay algún pecado recurrente en tu vida que quisieras dejar de cometer? Dígalo por su nombre ante el Señor. Pide perdón y pide con valentía un cambio en tu vida.

Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. – 1 Juan 1:9

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