Si te enteraras de que tu empresa va a cerrar hoy, ¿qué es lo primero que harías? Quizá llamarías a contactos de tu sector, repasarías tu currículum o empezarías a buscar en páginas web de empleo.

Si te enteraras de que un ser querido tiene alguna enfermedad como cáncer, ¿a dónde irías a buscar ayuda? Si somos sinceros, para la mayoría de nosotros la primera respuesta a la enfermedad es buscar el diagnóstico en Google.

Cuando los tiempos son desesperados, nuestra primera respuesta suele ser acudir a otros en busca de ayuda. Las personas son estupendas, pero sólo somos humanos. Sin embargo, hay Uno más grande que cualquier ser humano en la tierra.

\”No pongan su confianza en los poderosos; no está allí la ayuda para ustedes.\”
– Salmo 146:3 NTV

Los seres humanos siempre tendremos la posibilidad de fallar, incluso cuando tengamos las mejores intenciones. Dios, en cambio, nunca falla.

Dios es nuestra ayuda y nuestra esperanza. Es nuestro sanador. Es nuestro proveedor. Es nuestro Rey de Reyes y Señor de Señores. Él es nuestra fuerza. Y a través de todo ello, \”El Señor reinará por siempre. Él será tu Dios, oh Jerusalén, por todas las generaciones. ¡Alabado sea el Señor!\” (Salmo 146:10).

A menudo, cuando las cosas van mal, le preguntamos a Dios \”¿Por qué?\”. Luego, recurrimos a los demás para que nos aconsejen qué hacer. No hay nada malo en preguntarle a Dios por qué o en buscar un consejo sabio. Pero si ponemos toda nuestra esperanza en los expertos de Internet o en los amigos piadosos, nuestra confianza está equivocada.

A Dios no le sorprenden nuestros problemas ni le preocupa cómo va a salir todo. Él pone orden en el mundo y ayuda a los que le invocan.

Él hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos. Él cumple todas sus promesas para siempre.
Hace justicia al oprimido y da alimento al que tiene hambre. El Señor libera a los prisioneros.
El Señor abre los ojos de los ciegos. El Señor levanta a los agobiados. El Señor ama a los justos.
El Señor protege a los extranjeros que viven entre nosotros. Cuida de los huérfanos y las viudas,pero frustra los planes de los perversos.
– Salmo 146:6-9

Si acudimos a Dios en los momentos difíciles, Él puede darnos más paz y dirección en 10 minutos de oración que lo que podemos encontrar en 10 horas de búsqueda en Internet o hablando con otros.

La pregunta que debemos hacernos es: ¿Dónde pondremos nuestra confianza?

¿Hay alguna situación en la que hayas buscado el consejo de otros y de la que aún no hayas hablado con Dios? Tómate un tiempo hoy para preguntarle cómo quiere que afrontes el problema.\”
Bendiciones..

Author

Categories: Devocional

0 Comments

Leave a Reply

Avatar placeholder

Your email address will not be published. Required fields are marked *