Restaurador del Alma

…el cual será restaurador de tu alma, y sustentará tu vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz; y ella es de más valor para ti que siete hijos. Rut 4:15

Meditación

Y las mujeres decían a Noemí: Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel; el cual será restaurador de tu alma, y sustentará tu vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz; y ella es de más valor para ti que siete hijos. Rut 4:14-15

Muchas veces, al igual que Noemí, muchos de nosotros conocemos a Dios como Protector, Defensor, Proveedor. Esto está sumamente bien. Conocer a Dios es algo que debemos procurar no solo perseguir por el resto de nuestra vida sino también alcanzar. Dios se agrada de esto. Incluso considera que si en algo nos vamos a alabar sea en esto. Además está dispuesto, como aquel padre que juega a las escondidas con su hijo, a dejarse encontrar.  Lo podemos encontrar en el libro de Jeremías capítulo nueve versículo veinticuatro “Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio, y justicia en la tierra: porque estas cosas quiero, dice Jehová”. Así como también encontramos en el mismo libro capítulo veintinueve versículo trece que nos expresa “…y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”.

Sin embargo, se abrió una puerta nueva para esta mujer. Del otro lado de esta puerta estaba un nuevo conocimiento de su Dios. Del Dios que ella invocaba junto a su difunto esposo, enseñaba a sus hijos, testificaba a sus nueras. Un Dios que también era restaurador. Pero ella no lo sabía. Dicho de otra manera, no lo había experimentado. Quizás al regresar de la tierra de Moab ella consideró que no era merecedora de algo por parte de Dios. Si bien es cierto, no era merecedora. Como ninguno de nosotros nunca lo seremos. Toda cosa que Dios haga por nosotros será por gracia, por misericordia. El apóstol Pablo, se dirigió a los miembros de la iglesia de los gálatas con las siguientes palabras: … os llamó por la gracia de Cristo. En otra parte, dirigiéndose a los miembros de la iglesia de los Efesios dice: porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Esta debe ser nuestra postura siempre.

Y tomando Noemí el hijo, lo puso en su regazo, y fue su ama. Y las vecinas diciendo, a Noemí ha nacido un hijo, le pusieron nombre; y lo llamaron Obed. Este es padre de Isaí, padre de David. Rut 4:16-17

Todo lo que Dios hace es bueno. Todo lo que Dios permite necesario es. En su buena, agradable, perfecta voluntad Dios decidió que se complacería en traer a la vida de la viuda Noemí un nieto. Este simbolizaría un nuevo comienzo. Este sería instrumento de lo que Dios haría. Dios comenzaba un proceso de restauración en ella. Una restauración de su alma. ¡Qué maravilla!

Como ocurrió con Noemí, en muchos momentos ocurre con nosotros. De oídas hemos oído, pero en muchas áreas de nuestras vidas, nuestros ojos no han visto a Dios. Pero en este libro, encontramos una invitación a la restauración. La restauración que solo viene de parte de Dios. Así que si en estos momentos estas necesitando una restauración, que la vida de esta mujer en la que Dios obró cuando ella se volvió por completo a Él, te devuelva el aliento y la esperanza. No estás solo. Dios quiere sanarte, restaurarte.

Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Mateo 4:23

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Juan 10:10

Oración

Señor, queremos reconocerte como un Dios que no solo protege, defiende y provee sino que también tiene en sí la capacidad inigualable e incomparable de restaurarnos. Nuestras manos están vacías muchas veces porque nuestro corazón, nuestra alma también lo están. Aquí venimos dispuestos a que nos puedas restaurar. En tus manos está toda la potestad. Gracias. Amén.