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Palabra

Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Jeremías 29:11

Meditación

Después de cruzar el Jordán, los israelitas debieron construir un altar con doce piedras tomadas del río para enseñar a sus hijos la historia de su salvación. Esto nos recuerda la importancia de enseñar a nuestras generaciones el evangelio, enseñar en valores. En este pasaje Dios hace un llamado a los padres a hablar, reiteradamente, a los hijos de las palabras y obras de Dios para que estos se preparen en el camino por el que deben andar. En todas las instrucciones que los padres den a sus hijos, enseñarles tanto el amar como el temer a Dios es importante. Una fe genuina, sincera, verdadera es la mejor enseñanza, el mejor ejemplo, la mejor inspiración, la mejor confianza de los hijos.

Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. Proverbios 22:6

En la actualidad, nosotros también estamos llamados, al igual que los israelitas, a alabar la bondad de nuestro Dios. Estamos llamados a levantar altar a nuestro Dios que nos ha sacado de entre peligros, problemas en formas tan maravillosas. Porque hasta ahora el Señor nos ha ayudado, tanto como lo hizo con los israelitas de la antigüedad. Percibamos su mano, reconozcamos su bondad en sus frecuentes liberaciones.

Y Josué erigió en Gilgal las doce piedras que habían traído del Jordán. Y habló a los hijos de Israel, diciendo: Cuando mañana preguntaren vuestros hijos a sus padres, y dijeren: ¿Qué significan estas piedras? declararéis a vuestros hijos, diciendo: Israel pasó en seco por este Jordán. Porque Jehová vuestro Dios secó las aguas del Jordán delante de vosotros, hasta que habíais pasado, a la manera que Jehová vuestro Dios lo había hecho en el Mar Rojo, el cual secó delante de nosotros hasta que pasamos; para que todos los pueblos de la tierra conozcan que la mano de Jehová es poderosa; para que temáis a Jehová vuestro Dios todos los días. Josué 4: 20-24

Todo el trabajo, el esfuerzo que harían los padres no quedaría sin recompensa. De allí se levantarían de los líderes, que en el futuro tendrían un papel específico en el pueblo de Israel. Recordemos que nuestro Dios es un Dios de generaciones. Lo vemos en la vida del profeta Samuel, reina Esther,  rey David, rey Salomón, profeta Isaías, profeta Jeremías, entre otros. Así también, existieron quienes no tuvieron una vida pública, pero mantuvieron una vida piadosa. Lo cual también es el deseo de Dios. Como dice aquel refrán: donde sea que Dios te plante, florece.  

¿No eres padre aún?

Preguntemos a Dios que pequeño niño, qué valioso joven podemos compartirles del amor, del poder de Dios.

Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas, ni toma cohecho; que hace justicia al huérfano y a la viuda; que ama también al extranjero dándole pan y vestido. Deuteronomio 10:17-18

Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Jeremías 29:11

Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos. Mateo 19:14

Muchos jóvenes, muchos adultos que se encuentran tras una reja, dolorosamente, crecieron en un ambiente de atención, rodeados de conflictos, permisividad, sobreprotección, baja capacidad de empatía, ausencia de hábitos para asumir un buen futuro, entre otras cosas.

¿Sabes qué es lo triste, lo interesante?

Dios tenía un destino distinto para ellos. Todo inició en el hogar, en sus infancias. He aquí lo valioso de instruir en el amor, en el temor del Señor. Estamos a tiempo.

El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Eclesiastés 12:13  

Oración

Señor, en tus manos ponemos nuestras vidas. Creemos que la sabiduría para guardar los caminos de nuestros hogares, de nuestros hijos está en ti. Tus planes son brillantes en tus caminos, llenos de paz para darles el fin que esperan. Tus manos nos formaron a nosotros, también a ellos. Día tras días ellos puedan escuchar de tus maravillas a través de nuestras bocas, a través de nuestros testimonios vivos. Te bendecimos. Gracias. Amén.

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Categories: Devocional

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