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En 1 Timoteo 2: 1-2, Pablo dice:
\” En primer lugar, recomiendo orar por todo el mundo, dando gracias a Dios por todos y pidiéndole que les muestre su bondad y los ayude. Recomiendo que se ore por los gobernantes y por todas las autoridades, para que podamos vivir en paz y tranquilos, obedeciendo a Dios y llevándonos bien con los demás\”.

Como cristianos, estamos llamados a orar por aquellos en autoridad: pastores, jefes, supervisores, gerentes, padres, maestros de escuela, administradores, líderes políticos, etc.

No solo estamos llamados a orar por ellos, sino que también se nos dice que debemos dar gracias a Dios por cada una de estas personas. Es importante recordar que cualquier persona en una posición de autoridad ha sido puesta bajo la autoridad de Dios (Romanos 13: 1). Lo que sentimos por ellos, su trabajo o sus políticas no nos exime del llamado a nuestras vidas a orar por ellos.

Pablo también dice en 1 Timoteo 2: 8:
\” Deseo que en todas partes los varones dejen de discutir y de enojarse, y que en vez de eso sean buenos cristianos y oren. \”.

No hay condiciones para este llamado. Simplemente estamos llamados a orar, sin importar nuestras opiniones.

Orar y alentar a nuestros líderes no se trata de pedirle a Dios que encuentre a alguien que tome su lugar. Eventualmente, cada líder debe renunciar, y es importante que mientras tengan autoridad, estemos dispuestos a someternos a la voluntad de Dios para sus vidas, y la nuestra, agradeciendo a Dios por ellos y orando por su salvación, su protección y su capacidad de guiarnos a nosotros y tomar decisiones sabias.

Les invito a reflexionar y practicar lo siguiente:

¿Quién es un líder por el que puedes orar en este momento?

¿Cuándo fue la última vez que alentaste o agradeciste a alguien que te guiaba? Dedique un tiempo esta semana para que al menos uno de los líderes en su vida sepa que los aprecia y los agradece.

Bendiciones.

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