Palabra
De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. Job 42:5
Ahora ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación proviene de los judíos. Juan 4:22 NVI
Pero se acerca la hora, y ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Juan 4:23 NVI
Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad. Juan 4:24 NVI
Meditación
Muchas veces en nuestro caminar con Dios pueden llegar a nuestra corazón preguntas como ¿seré yo un adorador? ¿adoro yo en espíritu y en verdad?
Priscilla Shirer, una maestra de la Palabra de Dios por más de diez años, una vez compartió, que la meditación con frecuencia lleva a la adoración y no cualquier adoración sino una que es espontánea.
Conocer a Dios es necesario para entregar a Él nuestra adoración. La Palabra de Dios, que sembramos en nuestro espíritu, nos lleva a conocer a Dios. Conocer a Dios hace que meditemos en sus atributos. Meditar en sus atributos nos lleva a considerar hasta entender todo lo que ha hecho, dado y entregado por nosotros. Considerar hasta entender hace que no podamos evitar derramar nuestro perfume de amor en gratitud por Él. Esto es adoración.
La adoración también es definida, por el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, como culto que se rinde a la persona o cosa que se considera divina. Amor o cariño profundos. Admiración intensa. Por otro lado, el diccionario hebreo la define como postrar, bajar, inclinar.
¿postrar qué? ¿bajar qué? ¿inclinar qué? Nuestro corazón, nuestro ego, nuestra mente y espíritu.
Escrito está: “Adora al Señor tu Dios y sírvele solamente a Él” Lucas 4.8
¿adorar a quién?
Esto fue un recordatorio de a quién debemos adorar. Un recordatorio de Aquel que trajo una respuesta que ni el ser humano más bondadoso podría traer a nuestras vidas. Aquel que sufrió muerte y muerte de Cruz por salvarnos de nuestros pecados. Aquel que dio por nosotros hasta la última gota de Sangre. Aquel que resucitó al tercer día habiendo cumpliendo lo que había prometido y entregándonos la esperanza de una fe viva que guía a la vida eterna. ¿y qué decir de todo lo que sigue haciendo por nosotros en esta tierra?
Una cosa es que nos hablen de Él. Otra cosa muy distinta es verle verle personalmente en nuestras vidas y en el interior, en el espíritu.
¿Te rescató? ¿Te lavó? ¿Te dio acceso al Padre? ¿Te dio salida cuando no tenías? ¿Te libertó de una adicción? ¿Libró tu vida de la muerte? ¿Restauró tu hogar, tu matrimonio? ¿Protegió tu familia? ¿Vio en tu vida un gran valor? ¿Te cumplió una promesa? ¿Sanó tu cuerpo? ¿Sanó tu corazón? ¿Besó tu frente? ¿Limpió tus heridas? ¿Refrescó tu alma? ¡Ese es NUESTRO Dios!
¡Adorémosle!
Dejemos que nuestro espíritu se conecte con Él. Adorar será lo que haremos en la eternidad.
Comunicarnos con alguien requiere no solo de un lenguaje. Comunicarnos con alguien también requiere de un lugar, un terreno. Cuando hablamos con alguien siempre estamos en un lugar. ¿qué decir, de cuando lo planeamos con anterioridad? escogemos el lugar indicado, preparamos o escogemos un buen ambiente. De la misma manera ocurre con Dios. Su terreno es el espíritu, su lugar es el espíritu. Allí ocurre la conexión.
Oración
Gracias Señor, por recordarnos quién Tú eres, qué haces y qué has hecho por nosotros. Haces de nosotros verdaderos adoradores, que te adoren en espíritu y en verdad. Te bendecimos. Gracias. Amén.
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