Todos compartimos la necesidad de sentirnos seguros. Cuando no nos sentimos seguros, dejamos de avanzar y en cambio, ponemos toda nuestra energía en controlar el miedo y protegernos.

Las ciudades antiguas protegían a sus ciudadanos construyendo grandes murallas alrededor, creando una fortaleza que mantenía el caos fuera. La presencia constante de las murallas en la vida de las personas creaba una atmósfera segura en la que las comunidades podían prosperar.

Al igual que una fortaleza traía la paz a una ciudad, Dios es nuestra fortaleza y trae la paz a nuestras almas en medio del caos que ocurre a nuestro alrededor

El Señor Todopoderoso está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. – Salmo 46:11

En un mundo siempre cambiante y lleno de todo tipo de peligros, David nos recuerda que \”Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza; siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad.\” (Salmo 46:1). Dios nos trae la paz y nos fortalece, dándonos la libertad de cumplir el destino que Dios nos ha dado en lugar de preocuparnos por nuestra seguridad personal, al igual que las fortalezas de las ciudades antiguas les daban la libertad de prosperar.

La construcción de una fortaleza antigua segura no era un proceso de un día para otro. Se hizo día a día, ladrillo a ladrillo. Conocer a Dios también es un proceso. Sucede día a día mientras leemos la Biblia, lo adoramos y permanecemos en comunidad con otros creyentes.

Jesús dijo que tendríamos problemas en nuestras vidas, pero que estuviéramos animados y en paz, porque Él conquistó todos los problemas que enfrentaremos.

 Les he dicho todo lo anterior para que en mí tengan paz. Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo. – Juan 16:33

Si lo seguimos, Jesús nos llevará a la fortaleza que es una relación íntima con Dios.

Hoy te invito a reflexionar en lo siguiente:

  • ¿Qué situación te hace sentir inseguro? ¿Has hablado con Jesús al respecto? Tómate un momento y pídele que te ayude a construir tu \”fortaleza de paz\” en medio de las circunstancias difíciles.

Yo le digo al Señor: «Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío».
– Salmos 91:2

Bendiciones.

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