Juan 20: 15-16
JESUCRISTO le dijo: mujer, ¿Por qué lloras? ¿a quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime donde lo has puesto, y yo lo llevare.
Jesucristo le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni!

La concentración con la que muchas veces hacemos las cosas define en gran manera la calidad de resultado que vamos a obtener, por eso en este devocional hablaremos de lo que la concentración en el dolor trae como resultado el nublar la vista no viendo así, la verdadera recompensa.

En este pasaje Bíblico hablamos de María Magdalena, una de las seguidoras del Maestro de maestros, quien por el dolor de no ver al Señor donde lo habían sepultado, no se había acordado, de que había resucitado y al llorar, opaco su vista y no distinguió al maestro, sino que pensó que era quien se lo había llevado.

Como podemos darnos cuenta, hubieron dos enfoques, olvidar la promesa del maestro y no distinguir de forma correcta el personaje detrás de la tribulación.

En muchas ocasiones, nos pasa como a María, debido a la desesperación, la angustia, el dolor, olvidamos lo que Dios nos ha dicho antes, las palabras que ha establecido de antemano para nuestra vida, debido a que muchas veces nos enfocamos en esa situación, sin embargo, Dios nos enseña que el enfocarse en ello, no nos permite ver la Gloria y la bendición que nos espera.

Ahora bien, ¿quién estaba detrás de este hecho? Pues nuestro Señor Jesucristo, esto me trae a la mente la siguiente pregunta: ¿cuántas veces pensamos, que estamos solos, Que Dios no nos escucha y nos sentimos sin esperanza? Muchas; Pero es precisamente cuando nos sentimos así, que el Maestro de maestros está en el asunto, y aún más, cuando al sentir que todo está perdido, nos brinda su consuelo y abrazo, diciéndonos que está con nosotros y que nos ayuda, que todo no está perdido y que tiene un milagro para nuestra vida.

Sin embargo, para poder ver esto necesitamos dejar de concentrarnos en el sentimiento de dolor que causa el proceso y poner la mira en nuestro Señor Jesucristo, porque solo haciendo esto podremos tener el valor y la fortaleza para levantarnos, dejar a un lado el llanto del dolor y alegremente decir: ¡Eres tú Raboni!, y llenar nuestra alma de felicidad y saber que en realidad, todo lo está permitiendo para que confiemos en que sus promesas se han de cumplir en nuestra vida y que todo forma parte de sus planes, y voluntad para el cumplimiento de su palabra en nuestra vida como verdaderos discípulos de JESUCRISTO.

Así que concéntrate en él, y en la recompensa que te espera, si continúas siendo fiel a esperar en él, en medio de tu dificultad, podrás ver al Maestro, con el cumplimiento de su promesa en tu vida.

Aunque la visión tardara aun por un tiempo, más se apresura hacia el fin, y no mentira; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardara.
– Habacuc 2:3

Así será mi palabra que sale de mi boca, no volverá a mi vacía, sin haber realizado lo que deseo, y logrado el propósito para el cual la envíe.
– Isaías 55;11.

DIOS TE BENDIGA

CRISTO TE AMA.

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Categories: Devocional

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