Te invito a leer Salmo 84
¿Alguna vez te has sentido atrapado entre donde estás y donde quieres estar?
Has trazado un mapa de tu vida, marcando todos las objetivos que deseas alcanzar. Pero un día te despiertas y te das cuenta de que no estás donde planeabas estar y no ves una salida fácil para este desvío. ¿Qué haces cuando el viaje en el que estás no es el que pensabas que sería?
Sabes Dios no niega las cosas buenas a sus hijos.
Pues el Señor Dios es nuestro sol y nuestro escudo; él nos da gracia y gloria. El Señor no negará ningún bien a quienes hacen lo que es correcto.
– Salmo 84:11
No hay nada de malo en hacer planes, pero nuestros planes siempre deben estar guiados por la Palabra de Dios y deben someterse a Su voluntad. Dios ve tu vida de principio a fin. Él sabe lo que necesitamos y sus planes para nosotros son perfectos.
Cuando entrecerramos los ojos para ver solo el camino que queremos tomar, los desvíos nos quitan la alegría. Pero cuando estamos abiertos a todo lo que Dios tiene para nosotros, podemos ir de fortaleza en fortaleza, en cualquier camino que tome la vida.
¡Qué alegría para los que reciben su fuerza del Señor, los que se proponen caminar hasta Jerusalén! Cuando anden por el Valle del Llanto, se convertirá en un lugar de manantiales refrescantes; las lluvias de otoño lo cubrirán de bendiciones. Ellos se harán cada vez más fuertes, y cada uno se presentará delante de Dios en Jerusalén.
– Salmo 84: 5-7
Incluso más importante que las metas que acertamos (o fallamos) es la persona con la que pasamos el viaje. El tiempo con Dios es, en última instancia, lo que anhela nuestro corazón. Un día con Él llenará nuestras almas de maneras que el logro de nuestros objectivos no puede.
Así que haga planes, ore para recibir orientación y celebre cuando logre esa meta. Pero no te apegues tanto a un plan que puede que pierdas de vista a la Persona que te puso en este camino.
Te invito a refleccionar en esta pregunta el día de hoy:
¿Qué es lo que más te gusta de pasar tiempo con Dios?
Bendiciones
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