En éste mundo superficial se escuchan tantas frases de motivación que parecen ser muy buenas, pero qué aplicadas a los hijos de Dios no encajan mucho con la verdad de su palabra; por ejemplo: \”Sigue adelante y brilla con tú luz propia\” suena muy bonita y alentadora, pero me preguntaba ¿tenemos los cristianos luz propia? Porque muchas veces estamos activando la autosuficiencia y la altivez en lo más profundo del corazón.

¿Pará qué fuimos creados?

Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.
Isaías 60:1‭-‬2 RVR1960

En éste pasaje nos dice claramente que nuestra luz no es propia, es la luz de Cristo en nosotros, él, provoca los cambios, lo sobrenatural, la transformación en la vida de las personas.

Si quieres brillar en alguna área de tú vida y lo logras, recuerda que fue por la luz de Cristo en tú vida.
Dios quiere que sus hijos brillen por todo el mundo, pero no para su propia exaltación, sino para traer a los que están en tinieblas a la luz de Cristo.

¿Quién quiere tener éxito en su vida?
Todos levantamos las manos y decimos yo, yo quiero ser grande, yo quiero lograr muchas metas y ser reconocido. No olvides que si brillas en la universidad, en los deportes, en tú trabajo, negocio, matrimonio, es por la luz de Cristo en ti.

Dios, nos da la sabiduría de lo alto para alcanzar metas que en nuestro interior sabemos qué jamás lo lograríamos sino fuera por él.

Estudia, prepárate, capacitate, dedica tiempo a lo que Dios ha puesto en tu corazón, porque su voluntad es que crezcas y su luz brille en ti cada vez más.
Dios te puede usar cómo médico, psicológico, abogado, pastor, maestro, mecánico, empresario, mamá, estilista, estudiante, que donde vayas su luz brille en ti.

El camino de los justos es como la luz de un nuevo día: va en aumento hasta brillar en todo su esplendor.
Proverbios 4:18 DHH94I

El corazón de un padre se alegra al ver a su hijo llegar lejos, imaginate a Dios sonriendo por verte brillar a ti.

Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
S. Juan 8:12 RVR1960

Dios te bendiga.

Author

Categories: Testimonios