Amados, esta es la segunda carta que os escribo, y en ambas despierto con exhortación vuestro limpio entendimiento, para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador dado por vuestros apóstoles;  sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación.
2 Pedro 3:1-
4

Ya sea un comentario hiriente hecho hace cinco minutos o una mala elección hecha hace cinco años, los eventos de nuestro pasado pueden amenazar con atraparnos en sentimientos de pena, culpa o vergüenza. En lugar de ser perseguido por el pasado, podemos optar por ver el pasado bajo una luz diferente.

Pedro una vez impulsivo y agresivo desarrolló sabiduría, humildad y compasión. Nos mostró que Dios puede usar nuestras debilidades y experiencias para ayudar a otros.

Pedro escribió para recordarnos la esperanza que tenemos en las promesas de Dios para el futuro en base a lo que sucedió en el pasado.

El pasado es una prueba de que Dios cumple sus promesas. Los profetas en el Antiguo Testamento hablaron sobre la venida de Jesús. Predijeron que sería rechazado y moriría, a pesar de que no tenía la culpa. Incluso antes del nacimiento de Jesús, sabían que sacrificaría su vida por aquellos que creían en él.

Como testigo de la vida, muerte y resurrección de Jesús, Pedro confirmó las palabras que se pronunciaron hace mucho tiempo.

El pasado nos recuerda el trabajo que Dios ha hecho en nuestras vidas. Cuando reflexionamos sobre quiénes éramos antes de que Dios nos salvara y pensamos en quiénes somos ahora, nuestra perspectiva cambia. Pasamos del arrepentimiento a la alegría. Recordar la fidelidad de Dios en el pasado, reafirma nuestra fe en Él hoy y nos asegura su fidelidad continua en el futuro.

Te invito a reflexionar:

¿De qué manera Dios ha usado tu pasado para enseñarte algo?
¿Cómo podría Dios estar usando tus circunstancias actuales para enseñarte y formarte para algo en el futuro?

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