Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo.
– Efesios 1: 5
La gracia puede ser un concepto difícil de comprender. A menudo se describe a Dios como misericordioso, pero ¿qué significa eso para nosotros? Cantamos sobre ello, leemos sobre ello y hablamos sobre ello. ¿Pero lo entendemos?
Muchos de nosotros operamos bajo el supuesto de que la gracia de Dios es como la gracia humana: imperfecta, basada en el intercambio, reactiva y sujeta a cambios. Sentimos la presión de ganarnos la gracia y tenemos un enemigo que quiere que siga siendo así.
La gracia es un regalo, comprado por la muerte de Jesús en la cruz y que se nos da gratuitamente por el amor de Dios por nosotros.
Pero la Biblia es clara en que la gracia es un regalo, comprado por la muerte de Jesús en la cruz y que se nos ha dado gratuitamente por el amor de Dios por nosotros. La gracia de Dios, su favor inmerecido, no es una recompensa por el esfuerzo humano. La gracia de Dios se basa enteramente en quién es Él y quiénes somos nosotros en Él.
De manera que alabamos a Dios por la abundante gracia que derramó sobre nosotros, los que pertenecemos a su Hijo amado.[a]7 Dios es tan rico en gracia y bondad que compró nuestra libertad con la sangre de su Hijo y perdonó nuestros pecados
– Efesios 1: 6-7
Dios nos da gracia porque quiere. Por gracia, somos adoptados en Su familia, nuestras deudas están pagadas y nuestro pecado perdonado. Es su placer y voluntad darnos estas cosas cuando ponemos nuestra fe en Jesús.
Él desbordó su bondad sobre nosotros junto con toda la sabiduría y el entendimiento.
– Efesios 1:8
Nadie puede quitar o disminuir el poder de este intercambio sobrenatural. Cuando realmente experimentamos la gracia de Dios, no podemos evitar sentirnos atraídos por Aquel que nos la da. Nos preocupamos menos por equivocarnos y nos enfocamos más en conocer al Dios que nos ama tanto.
¿Qué pasa si dejamos de cansarnos tratando de ganarnos el favor de Dios y simplemente le pedimos que nos ayude a ver y recibir lo que ya es nuestro para descansar? ¿Qué tan diferente sería la vida?
Bendiciones
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