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 Palabra

Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno. Mateo 13:23

Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino. Mateo 13:19

Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. Mateo 13: 20-21

El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. Mateo 13:22

Meditación

Jesús siembra su Palabra en nosotros. Nuestra responsabilidad es que la tierra de nuestro corazón sea buena, que esté limpia, que esté preparada.

En la parábola del Sembrador observamos que entre el escuchar su Palabra y ponerla por obra dando frutos existe un tramo que recorrer. Debemos pasar por la preparación de nuestro corazón primero.

Una parte de la semilla cayó junto al camino, en un terreno tan duro que no podía hundirse en el suelo, de modo que las aves pudieron comerla sin que hubiera dado señal alguna de vida.

Otra cayó en pedregales que quiere decir más bien en tierra poco profunda, extendida sobre la roca donde no había humedad ni nutrientes. Empezó a germinar, pero no pudo echar raíces, y el sol pronto quemó la pequeña planta.

Otra cayó entre espino. Aunque la germinación fue perfecta y el crecimiento bueno, las espinas la oprimieron de tal forma que no llevó fruto. Cuando la semilla se sembró, el terreno parecía estar bastante limpio, pero allí estaban las semillas de los espinos que nacieron juntamente con ella.

En el último caso el terreno estaba bien preparado. No sólo germinó sino que creció, dio su fruto plenamente, bien que con diferencias de rendimiento: y produjo a treinta, a sesenta, y a ciento por uno.

Hagamos momento para meditar en lo que se encuentra en nuestros corazones en estos momentos con el objetivo de limpiarlo, prepararlo.

Oración

Señor, gracias porque deseas que demos fruto a treinta, sesenta, ciento por uno luego de escuchar tu Palabra. Concédenos la Gracia de escuchar tu Palabra con sensibilidad, con conciencia abierta para que nos convenzas de pecados. Concédenos la Gracia de escuchar tu Palabra sin superficialidad, armándonos en lo interior de convicciones de fe firmes en ti. Concédenos la Gracia de escuchar tu Palabra habiéndote entregado toda preocupación concerniente a la vida. Concédenos la Gracia de escuchar tu Palabra deseosos tanto de conocerte como que hacer tu voluntad. Así daremos los frutos que deseas ver en nuestras vidas. Amén.

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Categories: Devocional

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