Hoy desde que desperté, tenía ganas de leer proverbios, y cómo es martes 13 pensé proverbios 13 jajajaj…definitivamente lo que ahí se describe hoy es justo para mí, y confío que si estás pasando algo similar te fortalezca como a mí…

Hace 2 meses renuncié a la empresa donde laboré por exactamente 8 años, en medio de una pandemia que nos azotó, en mi caso el primer año se me pasó volando porque tenía más trabajo de lo habitual y de verdad no me di cuenta de lo rápido que pasó el tiempo; en esa empresa obtuve una gran experiencia laboral que me ayudó muchísimo a crecer profesionalmente y no puedo negar que también personalmente.

Antes de completar los meses de haber renunciado, se me presentó una nueva oportunidad, en una empresa parecida a la que trabajaba, no me sentía muy segura, pero por la manera como se dio el contacto lo analicé y aquí estoy empezando nuevamente y confiando en Dios que me dará sabiduría en esta nueva etapa.

Cuando terminé la primera semana de entrenamiento, me sentí abrumada, porque manejan muchos más programas que la institución donde laboré, y en un momento pensé, ¿será que debo continuar, será que esto es para mí?

Y hoy al leer proverbios me di cuenta que sí, mira esto:
Proverbios 13: 4 El alma del perezoso desea y nada alcanza, pero el alma de los diligentes será prosperada.

Este versículo, me hizo aterrizar, no es que yo no pueda aprender, es que quiero las cosas cómodas y fáciles y eso es pereza…

Debemos ser diligentes en todo, es decir, esmerarnos, ser aplicados, eso nos ayudará a que podamos llegar a conseguir lo que tenemos propuesto.

En este momento te describo una situación laboral, que a muchos nos ocurre, pero ¿qué tal en nuestra conexión con Dios?, ¿somos diligentes?, nos esmeramos por buscarlo y aprender de Él y sobre Él?, Proverbios sigue avanzando y mira: 13 “El que menosprecia la palabra perecerá por ello, pero el que teme el mandamiento será recompensado”. Claramente nos indica, seamos diligente, no esperemos mañana o pasado, ¡es HOY!

Seamos diligente no sólo en el trabajo, sino en todo aspecto de nuestra vida, y principalmente en nuestra conexión con Dios.

Dile: Amado Dios, sé que me ha costado ser diligente, y me cuesta creer en que puedas bendecirme en todos los aspectos, ancla en mi corazón tu verdad, tu palabra, para que la pereza, desánimo y temor nunca más sean parte de mí…en el nombre de Jesús. Amén

Estoy segura que la diligencia nos acompañará.

LA

 

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