Hay cosas en la vida, que debemos escuchar y ver en cámara lenta, procesar su mensaje… escuchar por dentro al corazón.
Hay mensajes que solo se pueden escuchar, al hacer silencio; Y mas aún, si este es un pequeño golpe sutil, al otro lado de la puerta de nuestro corazón.

Me pasa muchas veces, que escucho una canción sonar, que aunque no conocía, en mi corazón siento que debo prestarle atención.
Y esta curiosidad me lleba a escudriñar con mas cautela sus letras.

Hoy quiero compartir contigo la letra de la siguiente canción que aunque quizás la hayas escuchado, no le habias prestado atención a su contenido. Declara esta oración junto a mi:

\”Eres tú, quien está a la puerta y llamas. Y yo abro y tu entras, y renuevas mis esfuerzas y yo no soy igual.
Eres tú, quien conoce mis intenciones y escudriñas el corazón, tu transformas mis pensamientos y me guias a tu verdad, delante de Ti yo quiero estar. Caminar siempre en tu voluntad, hoy puedo decir que tu hijo soy… Heredero de tu bendición.

Es tu amor, que cubre mis rebeliones, tú perdonas mi maldad, hoy me acerco ante el trono de la gracia. Eres tú, mi escondite y tú me rodeas con canciones de libertad, puedo estar siempre en tu casa contemplando tu santidad, delante de ti yo quiero estar.\” Generación 12.

Que hermoso ser llamados herederos.
Heredamos la gracia, el amor, las bendiciones, y la paz que sobrepasa todo entendimiento.
Es decir, ser heredero significa que por que Jesús nos llamó hijos y somos constituidos ahora su simiente, siendo esto solo por gracia, ahora somos participes absolutos de todas sus posesiones y bendiciones.

Las escrituras dicen sobre Jesús:

Vino al mismo mundo que él había creado, pero el mundo no lo reconoció. Vino a los de su propio pueblo, y hasta ellos lo rechazaron; pero a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios.
Juan 1:10‭-‬12 NTV

Por eso es importante que escuches con cuidado aquel golpe en la puerta. Por mas ruido que exista a tu alrededor. Préstale atención. Busca de donde proviene, y abrele la puerta a Jesús, para que él sea quien transforme todo tu ser, y seas constituido, un hijo de Dios. Heredero de su bendición.

Jesús incluyó nuestro nombre en su testamento, fué su voluntad antes de partir de este mundo. Y nos dejó una herencia muy preciada, la cual hasta el dia de hoy nos acompaña en cada momento de nuestras vidas. El Espíritu Santo de Dios.

Nos dio poder de creer y tener fe.
Nos hizo humildes y mansos. Sencillos y valientes. Confiados y persuasivos. Osados y Fuertes. Serviciales y sensibles.

Jesús nos heredó de sus cualidades, sus emociones e ilusiones. Su pasión y su entrega.
Sus planes y comisiones. Y una felicidad proveniente de una sabiduría llena de verdaderas convicciones.

Dios te bendiga.

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