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Palabra

Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. Daniel 1:8

Meditación

Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos; y dijo el jefe de los eunucos a Daniel: Temo a mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más pálidos que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenaréis para con el rey mi cabeza. Daniel 1:8-10

Daniel pidió. Daniel puso su confianza en el Dios de los cielos, el Dios de la tierra, el Dios de Israel. En ocasiones nuestro caminar puede encontrarse en aprietos como le ocurrió a él. Lo importante es depositar nuestra confianza en nuestro Señor.

Quizás nos estamos ahogando, mientras Dios solo está esperando que nos rindamos cediéndole el control. Daniel pudo aterrorizarse, paralizarse ante lo que de Babilonia observó. Un pueblo que no creía en Dios, no le adoraba, no lo invocaba. Incluso tenían tradiciones y costumbres sumamente distintas. En otras palabras, estaba rodeado de pecado. Pero aunque el escenario pudiera pintarse apagado, Daniel decidió mantener su esperanza encendida.    

Como Daniel, muchas veces nosotros necesitamos tener presente que tenemos un Dios más grande, más Alto, más Fuerte, más Poderoso, más Santo. En Deuteronomio capítulo diez versículos del diecisiete al dieciocho encontramos características que describen parte de quién es nuestro Dios. Dice así “Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas, ni toma cohecho; que hace justicia al huérfano y a la viuda; que ama también al extranjero dándole pan y vestido.”

Infinitas veces, hemos dejado en evidencia nuestra postura experta para reconocer cómo trabaja nuestro enemigo espiritual alrededor nuestro. Mediante las Escrituras somos llamados a no ignorar sus maquinaciones. Sin embargo, esto no debe ser nuestro enfoque. Nuestra meta debe ser llamar a Dios, estar expectantes de cómo Dios actuará. La Palabra  nos enseña que  respiro y liberación vendrá de alguna otra parte si nos llegásemos a encontrar en aprietos. Él es el Dios que todo lo ve. Cuando nuestra mirada se encuentre observando solo alrededor, recordemos que es hacia arriba que necesitamos dirigirla y que Él abre caminos en el desierto y ríos en la soledad. Es decir, Él actúa.   

Entonces dijo Daniel a Melsar, que estaba puesto por el jefe de los eunucos sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías: Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber. Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas. Consintió, pues, con ellos en esto, y probó con ellos diez días. Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey. Daniel 1:11-15

El hambre de Daniel por ver tanto a Dios como a su actuar, lo llevó a solicitar lo que quería, lo que le correspondía, lo que necesitaba. Lo que parecía ser un problema lo usó de tal manera que se le proveyó una solución. Esto es el jefe de los eunucos consintiendo para apoyarle. Como resultado halló gracia, vio la mano de Dios, vio a Dios, alcanzó testimonio. Lo más hermoso de todo, logró mantenerse en Comunión su Dios, nuestro Dios.

Recordemos que estamos en este mundo, pero no somos de este mundo. Todo lo referente a la vida, a la piedad nos ha sido dado. El plan A de Dios, no elimina todas las demás letras del abecedario. Él es Poderoso para guardarnos sin caída y presentarnos sin mancha delante de su gloria con gran alegría, mereciendo toda la gloria, majestad, imperio y potencia por los siglos.  

Así, pues, Melsar se llevaba la porción de la comida de ellos y el vino que habían de beber, y les daba legumbres. A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños. Pasados, pues, los días al fin de los cuales había dicho el rey que los trajesen, el jefe de los eunucos los trajo delante de Nabucodonosor. Y el rey habló con ellos, y no fueron hallados entre todos ellos otros como Daniel, Ananías, Misael y Azarías; así, pues, estuvieron delante del rey. En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino.  Y continuó Daniel hasta el año primero del rey Ciro. Daniel 1:16-21

Oración

Señor, depositamos nuestra confianza en ti. Creemos que para vivir en piedad nos has dado la respuesta. Queremos verte, conocerte.  Elévanos a donde estás. En tu Presencia todo es tan diferente. Nuestra mirada la clavamos hoy a ti. Recordamos que siempre tienes un plan, que estás dispuesto a ayudarnos a caminar contigo en santidad comenzando desde nuestro corazón. Activamos nuestra fe, nuestra expectativa. Creemos, declaramos que te vamos a ver, a conocer. Gracias por otorgarnos tu gracia. Te bendecimos. Amén.

Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo. Isaías 41:13

No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. Juan 14:1

Más el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. Juan 14.26

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Categories: Devocional

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