Romanos 15:1
Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos.

Uno de estos días oraba, mientras caminaba, saliendo de mi trabajo, y le decía al Señor las cosas que muchas veces me parecían injustas, gestos, que sentía me lastimaba y cosas que a veces se piensa, no son correctas.

Mientras hablaba estas cosas el Señor me respondió, con el tema de este devocional y una de las cosas que me llamó la atención es el gesto de amor de nuestro Dios, al querer no contribuir con lo que te agobia, sino con lo que te pueda unir a los demás y aceptarlos tal cual son, porque eso hizo con nosotros.

Cada uno de nosotros, lucha internamente de forma diferente y como hijos de Dios necesitamos, reconocerlo, que no todos somos iguales, cada uno pasa por procesos diferentes y cada uno necesita comprensión y amor.

El Señor nos recuerda que, si de gracia recibimos, debemos recordar que también la demos, porque por él y para el vivimos y su él nos ha dado todo su amor y nos soporta, cree en nosotros, sufre por nosotros y espera por nosotros, es nuestro deber seguir su ejemplo y ser imitadores de su persona.

Si alguno cree estar firme, mire que no caiga, si consideramos que nada nos hará caer, Gloria a Dios, pero hay un detalle importante, hay que evitar agradarse a uno mismo y empezar a soportar a los demás.

El apóstol Pablo dijo que consideremos a los demás, como superiores a nosotros mismos, donde nos da a comprender que la humildad es una de las principales herramientas, del Eterno para salvar almas, pues es allí donde ven el reflejo del Señor en nosotros.

Dios quiere que en vez de quejas de los demás, haya un corazón sensible, dispuesto a ayudar, y si vemos lo incorrecto como el apóstol Pablo dijo si somos espirituales, reprender con mansedumbre, considerándonos a nosotros mismos.

Dejemos que Dios actúe en nosotros, vivamos viendo bajo su óptica divina y el hará cambios, quizás no en lo que te rodea, si no en ti corazón y a su tiempo tocara esas vidas a través de la forma en la que actúes.

Porque nuestra actitud, dice mucho y Dios quiere limpiarnos, para que seamos llenos de su amor y en el mismo ver su luz reflejada donde vayamos.

Todos tenemos debilidades, pero es tiempo de considerar esto, para tratar a los demás como Dios nos trata a nosotros, con paciencia, amor, unidad, comprensión, recordemos que la debilidad de uno puede ser la fortaleza de aquel que veas débil en alguna área de su vida y viceversa.

No critiquemos, más bien corrijamos y mostremos amor, solo así aprenderemos a ver a los demás como Dios los ve.

Dios te bendiga

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