A ti clamo, Señor: ¡ven pronto!, ¡escucha mi voz cuando te invoco! – Salmos 141:1

Desde un trabajo sin futuro hasta unos hijos que no quieren cooperar, todos nos hemos sentido atascados. Estar atascado es uno de los lugares más difíciles en los que nos podemos encontrar. Nos hace perder la esperanza, nos quita la alegría y siempre nos deja un sentimiento de inutilidad sobre nuestras cabezas.

Desde el principio del mundo, ningún oído ha escuchado, ni ojo ha visto a un Dios como tú, quien actúa a favor de los que esperan en él.
– Isaías 64:4

Pero, a veces, el Señor nos permite crecer más en las situaciones en las que nos sentimos más atascados.

Cuando nos encontramos atascados en la vida, podemos recordar que Dios siempre trabaja para nuestro bien.

Incluso David, el hombre según el corazón de Dios, se encontró con temporadas en las que no tenía otra opción que quedarse quieto (1 Samuel 27). Mientras huía de Saúl, David se encontró separado de su pueblo y restringido por los mandatos de Dios para cambiar la situación.

En su tiempo de estancamiento, David hizo algo muy crucial: invocó al Señor. David oró y pidió al Señor que guardara su corazón y su boca del pecado.

Sea mi oración como incienso en tu presencia, y mis manos levantadas, como ofrenda de la tarde. – Salmos 141:2

Como David, nuestra mejor y única opción en situaciones difíciles es buscar a Jesús primero. En el Salmos 141:8, podemos orar las palabras exactas que David oró, diciendo: \” En ti, Señor Soberano, tengo puestos los ojos; en ti busco refugio; no dejes que me maten. \”.

Recuerda siempre que David no estaba atrapado para siempre. Debido a que miró a Dios durante los tiempos difíciles, el Señor lo redimió en enormes formas más adelante. Cuando nos encontramos atascados en la vida, podemos recordar que Dios siempre trabaja para nuestro bien. Depende de nosotros si nos quedamos estancados o crecemos más cerca de Jesús.

¿Cuál es una manera de aplicar el Salmo 141 a la situación en la que estás atrapado? O, ¿cuál es una forma en la que puedes utilizarlo para prepararte para la próxima vez que estés atascado?

Sáname, Señor, y seré sanado; sálvame y seré salvado, porque tú eres mi alabanza. – Jeremías 17:14

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