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Palabra

Y dijo Noemí a su nuera: Sea él bendito de Jehová, pues que no ha rehusado a los vivos la benevolencia que tuvo para con los que han muerto. Después le dijo Noemí: Nuestro pariente es aquel varón, y uno de los que pueden redimirnos. Rut 2:20

Meditación

Espigó, pues, en el campo hasta la noche, y desgranó lo que había recogido, y fue como un efa de cebada. Y lo tomó, y se fue a la ciudad; y su suegra vio lo que había recogido. Sacó también luego lo que le había sobrado después de haber quedado saciada, y se lo dio. Rut 2:17-18

El nombre de Booz aún no significaba nada para Rut. Ella no sabía quién era ni sabía nada sobre su posición en el pueblo. Todo lo que sabía era que él se había comportado de una manera generosa con ella. Ella no conocía el significado completo de lo que estaba ocurriendo.

Y le dijo su suegra: ¿Dónde has espigado hoy? ¿y dónde has trabajado? Bendito sea el que te ha reconocido. Y contó ella a su suegra con quién había trabajado, y dijo: El nombre del varón con quien hoy he trabajado es Booz. Y dijo Noemí a su nuera: Sea él bendito de Jehová, pues que no ha rehusado a los vivos la benevolencia que tuvo para con los que han muerto. Después le dijo Noemí: Nuestro pariente es aquel varón, y uno de los que pueden redimirnos. Rut 2:19-20

En esta historia de Rut vemos cumplirse una de las leyes dadas por medio de Moisés, que era la base que Dios había dispuesto para la atención a los pobres, permitiéndoles que entraran en los campos y viñedos para espigar después que el propietario hubiese enviado una vez a sus segadores. Era una buena provisión para los pobres porque quedaba mucho sin recoger. Ese cuidado de Dios por los necesitados los preservaba, dándoles la oportunidad de trabajar por lo que recibían. Por otro lado, estaba otra ley que era la del pariente-redentor mencionada en el capítulo 25 de Levítico, y que operaba en tres áreas diferentes. En relación con la tierra, con los individuos y con las viudas.

Cuando tu hermano empobreciere, y vendiere algo de su posesión, entonces su pariente más próximo vendrá y rescatará lo que su hermano hubiere vendido. Y cuando el hombre no tuviere rescatador, y consiguiere lo suficiente para el rescate, entonces contará los años desde que vendió, y pagará lo que quedare al varón a quien vendió, y volverá a su posesión. Levítico 25:25-27

Booz estaba relacionado con el marido de Noemí. Por ello, era uno de los parientes cercanos que podía redimirlas. La ley hacía posible que la propiedad quedara en familia. Mantengamos presente, esta ley no solamente se aplicaba a propiedades sino también a personas.

Si el forastero o el extranjero que está contigo se enriqueciere, y tu hermano que está junto a él empobreciere, y se vendiere al forastero o extranjero que está contigo, o a alguno de la familia del extranjero; después que se hubiere vendido, podrá ser rescatado; uno de sus hermanos lo rescatará. O su tío o el hijo de su tío lo rescatará, o un pariente cercano de su familia lo rescatará; o si sus medios alcanzaren, él mismo se rescatará. Levítico 25:47-49

Debido a la escasez solo un familiar rico, podía pagar el precio de la redención de la propiedad de estas dos mujeres. Pagar el precio también significaba que redimiría a toda viuda o esclavo que perteneciere a la misma.

El pariente-redentor hace referencia al Señor Jesucristo. Él es nuestro pariente-redentor. En el Nuevo Testamento se utiliza la palabra redención, que significa el pago de un precio para que el que ha sido redimido por ese precio, pudiera salir en libertad sin recibir ningún castigo. Los seres humanos fuimos vendidos al pecado. Somos siervos del pecado, según nos enseña la Palabra de Dios. Pero, Jesucristo pagó el precio de nuestro pecado al morir en la cruz. Además de eso, no solo para redimirnos a nosotros, sino también para redimir a esta tierra. Nosotros vivimos en una tierra que está bajo la maldición del pecado. Algún día será liberada de la esclavitud del mismo. Entonces habrá un nuevo cielo y una nueva tierra. Esta es también una parte de la redención divina.

Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora. Romanos 8:22

Tenemos un redentor que ha pagado el precio de nuestra redención. Uno de estos días vendrá otra vez para levantar la maldición de la tierra librándonos de lo que ha de venir sobre ella para llevarnos consigo al reino de vida eterna.

Y Rut la moabita dijo: Además de esto me ha dicho: Júntate con mis criadas, hasta que hayan acabado toda mi siega. Y Noemí respondió a Rut su nuera: Mejor es, hija mía, que salgas con sus criadas, y que no te encuentren en otro campo. Estuvo, pues, junto con las criadas de Booz espigando, hasta que se acabó la siega de la cebada y la del trigo; y vivía con su suegra. Rut 2:21-23

Oración

Señor, te damos gracias porque has pagado el precio de nuestra redención. Gracias porque nos compraste a precio de sangre para rescatarnos de la esclavitud del pecado. Gracias porque compraste para nosotros libertad. Ahora podemos ser esclavos de un amor, tu amor. Gracias por la redención que también pagaste para esta tierra. Clamamos por su libertad, así como también por los que quieres rescatar en medio de ella. Te bendecimos. Te damos muchas gracias, Señor. Amén.

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Categories: Devocional

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