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Palabra

El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. Juan 10:2 NVI

Meditación

Ciertamente les aseguro que el que no entra por la puerta al redil de las ovejas, sino que trepa y se mete por otro lado, es un ladrón y un bandido. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas.  El portero le abre la puerta, y las ovejas oyen su voz. Llama por nombre a las ovejas y las saca del redil. Cuando ya ha sacado a todas las que son suyas, va delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque reconocen su voz. Pero a un desconocido jamás lo siguen; más bien, huyen de él porque no reconocen voces extrañas. Juan 10:1-5 NVI

Podemos describir a la oveja como un animal frágil. Gordita a simple vista,  pero al quitarle la lana, queda delgadita y se le nota toda su fragilidad. Es un animal dependiente, no se vale por sí sola. Depende totalmente de su pastor. Por cierto, no de cualquier pastor, sino de su pastor. Sus débiles, poco flexibles paticas, no permiten siquiera que se trepe al pastor. Necesita que éste la suba. La oveja anda en rebaño, no puede andar sola. Si llegara a quedarse sola, no es capaz de defenderse, porque es fácil presa del lobo o de otros animales feroces. Su dependencia del pastor la hace ser obediente, atenta a la voz y a la dirección de este. No obedece la voz de cualquier pastor, sino que atiende sólo a la del suyo.

¡Somos las ovejas del Pastor!

El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce; me infunde nuevas fuerzas. Me guía por sendas de justicia por amor a su nombre. Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta. Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos. Has ungido con perfume mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar. La bondad y el amor me seguirán     todos los días de mi vida; y en la casa del Señor habitaré para siempre. El pastor las lleva a pastar guiándolas con una vara alta, llamada cayado, también las reúne en un espacio cercado, llamado redil o aprisco. Salmos 23:1-6 NVI

¡Jesús es nuestro Pastor!

El pastor nos conoce, sabe cada detalle de nosotros. El pastor nos alimenta, sabe de qué cosas tiene necesidad nuestra alma. El pastor no guarda, sabe cubrir nuestra fragilidad. El pastor nos guía, sabe que necesitamos descansar de aquellas cosas de las que solo se encarga Él.

Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. Juan 10:11 NVI

¡Jesús es el Buen Pastor!

Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad, y hallará pastos. Juan 10:9 NVI

¡Jesús es la Puerta por la cual nosotros, sus ovejas, entramos al redil que se será llevado al Padre Celestial!

Oración

Señor, vengo a reconocer mi condición de oveja. Por tanto yo necesito al buen pastor. Mi condición me vuelve dependiente, débil, indefensa. Me llamas a escuchar tu voz, a seguirte, a obedecerte. De esta manera se cumplirá en mi vida lo que prometes en el salmo;   porque entonces no me hará falta nada en todos los aspectos de la vida, principalmente el espiritual. Te bendigo. Te amo. Gracias. Amén.

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Categories: Devocional

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