Palabra
Entonces Noemí dijo: Espérate, hija mía, hasta que sepas cómo se resuelve el asunto; porque aquel hombre no descansará hasta que concluya el asunto hoy. Rut 3:18
Meditación
Después le dijo su suegra Noemí: Hija mía, ¿no he de buscar hogar para ti, para que te vaya bien? ¿No es Booz nuestro pariente, con cuyas criadas tú has estado? He aquí que él avienta esta noche la parva de las cebadas. Rut 3:1-2
Y ella respondió: Haré todo lo que tú me mandes. Descendió, pues, a la era, e hizo todo lo que su suegra le había mandado. Rut 3:5-6
Y aconteció que a la medianoche se estremeció aquel hombre, y se volvió; y he aquí, una mujer estaba acostada a sus pies. Entonces él dijo: ¿Quién eres? Y ella respondió: Yo soy Rut tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano. Rut 3:8-9
Una pregunta que una vez más dirigió a Rut al propósito que Dios tenía para ella. Es importante notar que la pregunta la hizo Booz, el pariente-redentor. Es decir, aquel que podía salvarla de su condición. Por otro la lado, Rut dio una respuesta seria, entendida. Ella respondió que era su sierva. Sierva es una persona enteramente sometida o entregada al servicio de otra. Ella se encontraba en una posición, en una condición que requería ayuda, salvación. Por la dirección de Dios a través de Noemí, ahora se encontraba a los pies de aquel gran hombre que podía rescatarle. Era un hombre, por lo que nos demuestra la historia, caracterizado por caballeroso, lleno de generosidad, amabilidad, determinado, solo por algunas cosas mencionar.
Muchas veces, como Rut también nosotros nos encontramos en nuestra condición más débil, en nuestra condición más estéril, más carente, más desvalida, pero existe un Salvador más fuerte, lleno de la gracia, dispuesto a saciar el corazón más cansado, a extender su capa al más desamparado, a todo aquel que esté indefenso e incluso vulnerable.
Y él dijo: Bendita seas tú de Jehová, hija mía; has hecho mejor tu postrera bondad que la primera, no yendo en busca de los jóvenes, sean pobres o ricos. Ahora pues, no temas, hija mía; yo haré contigo lo que tú digas, pues toda la gente de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa. Rut 3:10-11
Las palabras de este varón pueden enseñarnos que habían otros lugares, otras personas además de él que quizás podían salvarle. Pero uno solo es el que sabe, uno solo es el que, verdaderamente, perdona, uno solo es el que lo que quiere lo restaura, lo sana, lo sacia, lo levanta. Se llama Jesús. En capítulo 2 en el versículo 5 de 1 Timoteo encontramos que la Palabra dice que hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.
Quizás hay muchas cosas, muchas restauraciones, muchas carencias, demasiadas angustias que no solo es que necesitamos una intervención divina a nuestro corazón, a nuestra vida sino también que Él quiere, Él está dispuesto a rescatarnos, salvarnos, llenarnos, saciarnos, restaurarnos. Dio su vida para darnos y hacernos bien. Todas las áreas de nuestro corazón, de nuestra vida quiere que a la traigamos a Él. En Él encontramos la respuesta, la provisión. Esto es en el Señor Jesucristo.
Y ahora, aunque es cierto que yo soy pariente cercano, con todo eso hay pariente más cercano que yo. Pasa aquí la noche, y cuando sea de día, si él te redimiere, bien, redímate; más si él no te quisiere redimir, yo te redimiré, vive Jehová. Descansa, pues, hasta la mañana. Rut 3:12-13
La necesidad, la urgencia no detuvo la disposición de Rut. Allí ella permaneció. En base a lo que Él dijo, ella actuó. Las Escrituras también nos enseñan que solo Él tiene palabras de vida eterna. Tiene medidas, direcciones exactas aquel que cuando Pedro echó las redes a la derecha, efectivamente, sus redes dejaron de estar vacías. Lo asombrante no fue que se llenaron las redes. Lo impresionante fue que se dejó guiar escuchando la voz del Hijo de Dios. Ahora, aquí en esta escena con Rut vemos una invitación de parte de Booz para descansar. En medio las noches oscuras, también Jesús quiere que pasemos allí junto a Él, acurrucados a sus pies. En el lugar más alto.
Y después que durmió a sus pies hasta la mañana, se levantó antes que los hombres pudieran reconocerse unos a otros; porque él dijo: No se sepa que vino mujer a la era. Después le dijo: Quítate el manto que traes sobre ti, y tenlo. Y teniéndolo ella, él midió seis medidas de cebada, y se las puso encima; y ella se fue a la ciudad. Rut 3:14-15
La escondió de lo que pudiera hacerle daño mientras se iniciaba la resolución del caso de esta dama. Otro punto también importante aquí, es que Booz se interesó en alimentarla. Así como Jesús quiere alimentarnos de su Palabra en medio de las pruebas. Además, de ser el que dispone la cantidad para que comamos hasta no sentirnos ya más hambrientos.
La Palabra de Dios en medio todos los días, de todas nuestras noches, hablando no solo en sentido literal trae paz, trae fuerza, trae consolación, guía, cambio a nuestro corazón, a nuestra vida cuando le permitimos enseñarnos, redarguinos, corregirnos, intruirnos.
Y cuando llegó a donde estaba su suegra, ésta le dijo: ¿Qué hay, hija mía? Y le contó ella todo lo que con aquel varón le había acontecido. Y dijo: Estas seis medidas de cebada me dio, diciéndome: A fin de que no vayas a tu suegra con las manos vacías. Entonces Noemí dijo: Espérate, hija mía, hasta que sepas cómo se resuelve el asunto; porque aquel hombre no descansará hasta que concluya el asunto hoy. Rut 3:16-18
Booz pensó Rut, mirando también a su suegra a través de ella. Jesús también ve, observa a qué personas puede llegar a través de ti y de mí. De la cebada, del alimento que nos entrega a nosotros está interesado en saciar a otros. Aquel día que Jesús multiplicó los cinco panes y los dos peces hizo algo muy representativo, muy significante. Lo entregó a los discípulos para que estos a su vez les llevaran a la multitud. Afirmando las Escrituras, que comieron todos. Podemos encontrar la historia echando un vistazo por el evangelio de Mateo capítulo catorce versículos del trece al veintiuno.
Para finalizar observamos que aquel hombre resolvería la situación de su futura mujer en el día de HOY. Este representa el tiempo perfecto de Dios para curarte, sanarte, restaurarte, levantarte, salvarte. La actitud de Rut solo debía ser esperar para saber cómo actuaría, como ocurriría todo. Pero seguro era que iban a estar bien. La manera que él escogiera para actuar, ciertamente, sería la mejor.
Oración
Señor, en este día traemos a ti nuestra causa, nuestra situación, nuestra condición, nuestra necesidad, nuestra circunstancia. Venimos a pasar a tu lado, a tus pies tanto el día como la noche de nuestro caminar. Esperamos en tu Palabra. Mientras resuelves el asunto en tu hoy nosotros nos postramos por ver cómo una vez más harás. Gracias. Te amamos. En tu Nombre. Amén.
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Hebreos 4:16
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