Imagina por un momento que estás parado afuera en una tormenta de nieve con solo una camiseta puesta. ¿Rechazarías una chaqueta si te la ofrecieran? En medio de temperaturas heladas y nevadas ondulantes, el calor que proporciona una chaqueta sería más que deseable.
No muchos de nosotros estaríamos desnudos en una tormenta de nieve y rechazaríamos una chaqueta. Sin embargo, a menudo rechazamos el refugio de un entorno aún más severo.
Las tormentas tumultuosas de este mundo pueden dejarnos sin fuerzas. Sin embargo, a menudo nos encontramos corriendo hacia la tormenta y lejos de la protección de un Dios amoroso.
Cuando rechazamos a Dios, también rechazamos su bondad y sus bendiciones. Cuando nos alejamos de su mano extendida, nos alejamos de la protección y el calor que Él anhela darnos.
Nada de lo que este mundo puede ofrecernos, incluso las cosas buenas, nos conducirá a una verdadera satisfacción. Lo único que este mundo tiene para ofrecernos es una solución temporal que engañosamente conduce a un mayor vacío.
Afortunadamente, servimos a un Dios que tiene más satisfacción, amor, paz, curación y seguridad de lo que podríamos pedir.
Dios tiene poder para hacer mucho más de lo que le pedimos. ¡Ni siquiera podemos imaginar lo que Dios puede hacer para ayudarnos con su poder! – Efesios 3:20 TLA
Bien dice que la bondad de Dios está más allá de nuestra imaginación , es aún más salvaje, y mucho más grande que cualquier cosa buena que este mundo tenga para ofrecer.
Si dejamos de lado nuestras cosas buenas y abrimos nuestras manos y corazones para recibir la bondad de Dios, tendremos más en nuestras vidas de lo que sabemos qué hacer.
Reflexiona:
- ¿Alguna vez has perdido algo que creías que era bueno y luego te diste cuenta de que no?
- ¿Cuál es la tormenta de nieve que enfrentas hoy? ¿Cómo has intentado superar la tormenta hasta ahora?
- ¿De qué manera puedes recurrir a Dios para protección?
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