Perdidos y descarriados

Quién no se ha perdido alguna vez en la vida?
Quién no se ha sentido sin dirección?
Quién se alejó de casa alguna vez?
Quién estando en las sillas de una iglesia se ha perdido?

Creemos que los que se pierden en el camino de Dios son aquellos que han vuelto a sus antiguos pecados que son visibles como alcohol, drogas, fornicacion, adulterio, etc. Sin embargo podrías estar sentado en una iglesia y estar perdido, perdido en tus pensamientos, creyendo que vas muy bien pero lejos de lo que Dios quiere que hagas.

Cada vez que dejamos que la carne nos domine estamos perdidos, descarreados viviendo lejos de la voluntad de Dios, cual es su voluntad que cada uno de nosotros seamos guiados por el Espíritu Santo.

Entonces que debo hacer si le siento lejos de Dios?

Lo primero es reconocer que estamos perdidos, rendirnos y aceptar que necesitamos urgentemente el gobierno de Dios en cada área de nuestra vida.

Quizás si te alejaste de la casa de tu padre Celestial y debes reconciliate, puede ser que tienes un ministerio solo para cumplir con los hombres, pero tu vida espiritual ha decaído, ya no pasas tiempo con Dios como antes.

Si te sientes perdido y descarriado, BIENVENIDO, somos los candidatos perfectos por el cual Jesucristo vino al mundo para salvarnos.

Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.
Mateo 18:11

Dile al Señor que te perdiste, que te salve que vuelva a avivar todo lo que está muerto en tu corazón.

¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado?
Mateo 18:12

El amor de Dios es tan maravilloso, que va por el perdido, su amor te anda buscando, dejate alcanzar, dejate guiar por el buen pastor.

Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron.
Mateo 18:13

El padre se regocija en verte junto a él, otra vez, no importa cuántas veces te hayas perdido, regresa a los brazos de tu padre.

Que tengas un hermoso día, hijo de Dios.