¿Has restaurado alguna vez un mueble viejo? Hay potencial más allá de la pintura gastada, las manchas de óxido y las décadas de suciedad acumulada. Pero va a requerir un trabajo duro.

«¡Oh, Israel!—dice el Señor—, si quisieras, podrías volver a mí.
Podrías desechar tus ídolos detestables y no alejarte nunca más.
Después, cuando jures por mi nombre diciendo:
“Tan cierto como que el Señor vive”, lo podrías hacer con verdad, justicia y rectitud. Entonces serías una bendición a las naciones del mundo, y todos los pueblos vendrían y alabarían mi nombre».
– Jeremías 4:1-2

En Jeremías 4:1-4, Dios quiere ver un tipo de restauración similar en su pueblo. Dios ve más allá de nuestro pecado y rebelión, el potencial que puso dentro de nosotros antes de que naciéramos. Dios hace el trabajo pesado al cambiar nuestros corazones y eliminar nuestro pecado a través de una relación con Jesús. Pero Él nos pide que demos el primer paso de dejar nuestras viejas costumbres y volvernos a Él.

Esto dice el Señor a la gente de Judá y de Jerusalén:
«¡Pasen el arado por el terreno endurecido de sus corazones! No desperdicien la buena semilla entre los espinos.
Oh habitantes de Judá y de Jerusalén, renuncien a su orgullo y a su poder. Cambien la actitud del corazón ante el Señor, o mi enojo arderá como fuego insaciable debido a todos sus pecados.  – Jeremías 4:3-4

Al igual que una mesa restaurada recibe nueva vida en un nuevo hogar, cuando elegimos seguir el ejemplo de Jesús, recibimos una nueva vida en Cristo.

Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado!
– 2 Corintios 5:17

Alejarse de nuestros viejos caminos puede ser difícil. Pero el resultado final de descubrir el nuevo propósito y el plan que Jesús tiene para nosotros es más satisfactorio que cualquier cosa que dejemos atrás.

Dios desea tanto que experimentemos esta restauración que está dispuesto a hacer lo que sea necesario para llamar nuestra atención. Envió a Jeremías con advertencia tras advertencia, tratando de llamar la atención de Israel, y hace lo mismo con nosotros hoy. Podemos arrepentirnos voluntariamente, o podemos rechazar su ayuda y experimentar las consecuencias.

Te invito a reflexionar lo siguiente:

  • ¿Hay algún pecado en tu vida del que necesites alejarte?
  • ¿Qué paso puedes dar hoy para volver a Dios y someter esa área de tu vida a Él?

Vencer el pecado es algo que no tenemos que hacer solos. Encuentra amigos que estén dispuestos a orar contigo y por ti.

 

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