Y él respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de todas tus fuerzas, y de todo tu entendimiento, y a tu prójimo como a ti mismo. Lucas 10:27.

Muchas veces caemos una rutina de hacer algo para Dios por el hecho de que Él nos va a recompensar, es decir, esperando algo a cambio y cuando le pedimos algo al Señor le decimos, pero Señor yo hice esto ¿por qué no me respondes?

La palabra del Señor dice Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas vendrán por añadidura. Es cierto que debemos creer en que Dios hará la obra, los milagros, las maravillas, pero hay una diferencia en creer en qué Dios hará con el hecho de que nacimos para adorar. A lo que quiero llegar es que hagamos las cosas por amor y no hacer las cosas por recibir un beneficio.

Debemos enamorarnos de Dios, cuando estamos en esta condición vivimos confiando en que Dios hará conforme a su voluntad y esto que hacemos, lo hacemos por agradecimiento.

Una de las mayores historias de hacer las cosas por amor sin esperar nada cambio es la mujer con frasco de alabastro de perfume:

Y estando El en Betania, sentado a la mesa en casa de Simón el leproso, vino una mujer con un frasco de alabastro de perfume muy costoso de nardo puro; y rompió el frasco y lo derramó sobre la cabeza de Jesús. Marcos 14:3

Esta mujer del frasco de alabastro de perfume no le importo que tan costoso era, no le importo que dijeran lo demás, no pensó en qué Jesús le daría a cambio, esta mujer hizo esto por amor, es esa la disposición que debemos tener, un corazón agradecido.

Amar a Dios sobre todas las cosas, es hacer las cosas sin esperar nada a cambio.

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