También por medio de él, y mediante la fe, tenemos acceso a esta gracia en la cual nos mantenemos firmes. Así que nos regocijamos en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y no solo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza.  
Romanos 5: 2-4

Cuando enfrentamos pruebas dolorosas, podemos sentirnos tentados a dudar del amor de Dios por nosotros, especialmente si pensamos que la paz y la felicidad son prueba de Su amor y los problemas no lo son.

Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.
Romanos 5:5

En el pasaje de hoy, Pablo nos ayuda a ver el propósito de Dios para las dificultades en la vida del creyente. Las tribulaciones están destinadas a producir perseverancia, carácter probado y esperanza porque el amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones.

Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.
Romanos 5:8

En lugar de ceder a las dudas, permita que las siguientes verdades sobre el amor digno de confianza de Dios le den esperanza. Su amor es …

  • Perfecto. Él siempre hace lo que es mejor para nosotros para lograr Su objetivo de transformarnos a la imagen de Su Hijo.
  • Confiable. 1 Juan 4: 8 nos dice que el amor es una parte integral de la naturaleza de Dios. Sería contrario a Su carácter no amar a Su pueblo, y Él nunca contradice Su propio ser.

    Pero el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.
    – 1 Juan 4:8
  • Consistente. Dios obra todos los eventos en la vida de sus hijos, incluso las circunstancias más difíciles, para su bien. Las Escrituras nos enseñan a considerar las dificultades como el acto de un buen Padre celestial que nos ama (Hebreos 12: 6).

Si alguna vez tiene dudas, recuerde que Dios orquestó la mayor demostración de amor posible: la muerte de Su Hijo en la cruz.

Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.

Porque si, cuando éramos enemigos de Dios, fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, habiendo sido reconciliados, seremos salvados por su vida!  Y no solo esto, sino que también nos regocijamos en Dios por nuestro Señor Jesucristo, pues gracias a él ya hemos recibido la reconciliación.
– Romanos 5:10-11

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