Creo que uno de los dolores más fuertes que pudo tener Jesús; era saber que su propia creación lo rechazó y odió, cuando vino a la tierra dar a conocer a Dios, era tan grande la dureza que tenían en sus corazones, que a cada milagro que Jesús hacía les ponían un pero, y usaban eso de excusa para intentar matarlo…

En Marcos 3:1-6, detalla un milagro asombroso que Jesús hizo a la vista de muchos, un hombre tenía una mano seca, yo me imagino una mano cómo la de un cadáver, totalmente seca, sin capacidad para poder moverla, de hecho me imagino la imagino escamada y al hombre tratando de esconderla, tapándola con sus ropas diariamente, quizás le avergonzaba su condición.

Traté de investigar, cómo es una mano seca y que puede producirla, ya que no soy médico, hay varias situaciones que puede producir una mano seca, entre ellas; una parálisis de la mano, no sé si sabias que la extensión de la muñeca es lograda por músculos en la contracción del antebrazo, halando los tendones que se unen distalmente a la muñeca. Si los tendones, músculos o los nervios que proveen estos músculos no están funcionando como deberían, puede producirse «la mano caída». Esto puede deberse a que la persona haya sufrido heridas punzantes o bajo la clavícula. Una herida punzante puede dañar el cordón posterior y provocar deficiencias, incluyendo una habilidad reducida para la supinación de la mano.

Quizás esto le sucedió a aquel hombre, realmente no lo sabemos, la biblia no describe que pudo haberle provocado a este hombre dicha situación.

La biblia describe El hombre de la mano seca en 3 evangelios (Mt. 12.9-14; Lc. 6.6-11) y Marcos 3 Otra vez entró Jesús en la sinagoga; y había allí un hombre que tenía seca una mano. 2 Y le acechaban para ver si en el día de reposo le sanaría, a fin de poder acusarle. 3 Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio. 4 Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban. 5 Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana. 6 Y salidos los fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra él.

Vemos a Jesús haciendo un milagroso como ya lo mencioné, maravilloso, asombroso a la vista de muchos, a la vista de su creación, no sólo para que vieran que él tenía poder para tales milagros, sino, para que a sus corazones entrara la revelación de que era el Hijo de Dios, y que a todo el que abría su corazón y creía en Él, podía experimentar a Dios.

Me llama la atención que en esta ocasión Jesús no tocó al hombre de la mano seca para que el milagro de diera, solamente habló y el milagro fue hecho. Mateo 3:5b  dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana. La biblia no describe que más sucedió con aquel hombre, ni cuál fue su respuesta a aquel milagro, pero me da la impresión, que no sólo su mano seca fue sanada, sino también su corazón, que es lo que realmente Dios mira.

En ese momento, quizás Jesús cómo cualquier padre o madre, esperaba que sus hijos lo reconocieran, que entendieran que Él era el Mesías, su creador, y que estaba dispuesto no sólo a sanar una mano seca, sino un corazón seco, corazones duros, que no aunque lo veían no podían distinguir quién era Él. Vieron ese milagro y fue un nuevo pretexto, para seguir con su plan de matarle.

Con todo y la dureza de esos corazones, Jesús no se daba por vencido y seguía diciendo: Mateo 10:45  “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”.

Si eres padre o madre, o amas a alguien muchísimo cómo un hijo o hija, te invito a que pienses en esas personas, y trates de recordar todas las veces que les has demostrado su amor, e imagínate la escena siendo tú rechazado brindado ese amor, duele verdad?

Así le pasó a Jesús en ese momento, pero jamás se rindió, al punto que fue a la cruz por amor a ellos e inclusive también por nosotros, que no vivimos en aquella época, pero que hoy le seguimos rechazando.

Hoy te invito a que abramos nuestro corazón, a que clamemos por su misericordia, que no seamos cómo aquellos que decían conocer a Dios y no lo distinguieron en forma de hombre; que seamos cómo el ciego Bartimeo, que aunque no lo había visto, sólo lo que había escuchado de Él, fue suficiente para creer y aceptar que el no era digno de que Jesús le mirare, pero confiaba en su misericordia:

El ciego Bartimeo recibe la vista

(Mt. 20.29-34; Lc. 18.35-43)

Marcos 10:46 Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. 47 Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: !!Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 48 Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: !!Hijo de David, ten misericordia de mí! 49 Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. 50 El entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. 51 Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. 52 Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.

Oración:

Amado Jesús, acepto que en ocasiones, he tenido un corazón duro, que no me ha permitido conocerte ni discernir cuando estás frente a mí, te pido en tus muchas misericordias que me des un corazón cómo el del ciego bartimeo, confiado y agradecido por lo que has hecho en mí y lo que harás. Gracias por amarme y aceptarme. En tu nombre Señor. ¡Amén!.

Bendiciones

 LA

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