Pero teníamos que hacer fiesta y alegrarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado”».
– Lucas 15:32 NVI

Parábola del hijo pródigo (Lucas 15:11-32)

En este pasaje de la biblia podemos ver la historia que se desarrolla en una casa con un padre de familia cualquiera el cual tenía 2 hijos y al parecer también tenía una buena posición económica, llega el momento en el que uno de estos se acerca a su padre y le pide su parte de la herencia que le corresponde, luego va y lo gasta todo desenfrenadamente en algún país lejano y de repente llega una gran escasez en la región, él ya no tenía dinero así que le tocó trabajar y lo único que pudo conseguir fue un empleo alimentando cerdos, era tanta su necesidad que incluso llegó a desear alimentarse con el alimento de los cerdos y aun así nadie se apiadó de él, hasta que un día recapacitó y se dijo a el mismo, en la casa de mi padre muchos jornaleros hay, debo regresar a casa y pedirle perdón a mi padre y decirle que no merezco ser su hijo, que me trate como un jornalero más y así fue que emprendió su viaje de regreso, cuando llegó su padre lo recibió con los brazos abiertos y lo perdonó pero su hermano no lo vio con misericordia y le reclamó a su padre diciendo: “Pero él le contestó: “¡Fíjate cuántos años te he servido sin desobedecer jamás tus órdenes, y ni un cabrito me has dado para celebrar una fiesta con mis amigos!  ¡Pero ahora llega ese hijo tuyo, que ha despilfarrado tu fortuna con prostitutas, y tú mandas a matar en su honor el ternero más gordo!” (Lucas 15:29- 30) y aquí es adónde quiero llegar; analizando el texto resumido podemos ver qué la actitud del hermano del hijo pródigo no es la mejor, quizás con justa razón se siente indignado, burlado y hasta menospreciado por su padre, que al llegar su hijo lo recibe con tanta alegría y quizás en su mente estaba la idea de que debía recibirlo con un castigo ejemplar;

Y esta quizás también pueda ser nuestra mentalidad muchas veces como cristianos, hijos del mismo Dios, que, al ver caer a nuestros hermanos en vez de recibirlos con misericordia, mostrando el perdón que nos mostró Jesús en la cruz, les recibimos con una piedra en cada mano y es aquí donde el Señor nos recuerda que cada vez que un pecador se arrepienta hay fiesta en los cielos.

Nuestra oración hoy es para que podamos ayudar a nuestros hermanos, como nosotros quisiéramos que nos ayudarán al momento de caer; enséñanos padre a caminar en la senda del justo pero también a obrar con misericordia como tú lo hiciste, a perdonar aun cuando pensemos que lo merecemos por nuestro mérito y también recuérdanos que nuestro mérito no sirve de nada delante de ti, el único que tiene mérito es el que murió por todos nosotros en la cruz, invádenos con tu amor y tu misericordia, no permitas que nuestros corazones sean insensibles a la necesidad y el dolor de nuestros hermanos, cada vez que alguno se pierda ayúdanos a qué podamos encontrar ese camino de regreso a ti, todo esto te lo pedimos en el nombre de Jesús, amén.

Por: Leonel Husett Ramos.

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