La vida puede ser abrumadora, y a menudo sentimos el peso del mundo sobre nuestros hombros. Tal vez sean los gritos de los niños o la relación problemática o las facturas que se acumulan. Antes de darnos cuenta, estamos organizando una fiesta de lástima en nuestra propia sala y cuestionando la presencia de Dios.

En Jeremías 15, Jeremías está celebrando su propia fiesta de compasión mientras pide misericordia y alivio. Llega a recordarle a Dios lo devoto y comprometido que ha sido como siervo, como si Dios necesitara recordarlo.

¿Por qué, entonces, continúa mi sufrimiento?
¿Por qué es incurable mi herida?
Tu ayuda parece tan incierta como el arroyo estacional, como un manantial que se ha secado.
– Jeremías 15:18

Jeremías se sentía claramente olvidado y rechazado por Dios, y cuestionaba la fidelidad de Dios.

¿Te suena esto? A veces nos vemos tan atrapados en las luchas diarias de la vida que nos olvidamos de confiar en el Señor en todas nuestras luchas. Comenzamos a negociar con Dios y a justificar por qué merecemos mejores circunstancias. Dios nos recuerda en Jeremías que podemos confiar en Él sin importar cuál sea nuestra situación \”…porque estoy contigo para protegerte y rescatarte. ¡Yo, el Señor, he hablado!\” Jeremías 15:20b.

Cuando nos damos cuenta de que la carga que llevamos es demasiado pesada, es una señal de que no hemos dejado toda nuestra situación en las manos expectantes de Dios. Él promete liberar a los que le buscan y anhelan.

¿Cuál es un área de tu vida en la que te cuesta confiar completamente en Dios? y ¿Qué puedes hacer esta semana para empezar a confiar completamente en Dios en esa parte de tu vida?

Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar. – Proverbios 3:5-6

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