¿Alguna vez el peso de la culpa te ha puesto enfermo?Así fue para el rey David, el autor del Salmo 32.

La salvación nos permite tener una relación con Dios. Pero incluso después de comprometernos a seguir a Jesús, no siempre lo hacemos bien.

Cuando eso sucede, la culpa se siente como un peso enorme que se pone sobre nosotros.

Mi fuerza se fue debilitando como al calor del verano, porque día y noche tu mano pesaba sobre mí. Selah
– Salmo 32:4 NVI

A veces la vergüenza de lo que hemos hecho nos hace alejarnos más de Dios, convencidos de que nos señalará con un dedo enfadado si intentamos acercarnos a Él. Pero nada podría estar más lejos de la verdad.

1 Juan 1:9 promete que  \”Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.\”

El perdón quita un peso tan grande, que sólo el brazo fuerte de Dios puede levantar. Esa es la libertad de la que escribe David en el Salmo 32.

\”¡Oh, qué alegría para aquellos a quienes se les perdona la desobediencia, a quienes se les cubre su pecado!  Sí, ¡qué alegría para aquellos a quienes el Señor les borró la culpa de su cuenta, los que llevan una vida de total transparencia!\”.
– Salmos 32:1-2 NTV

Cuando David finalmente confesó su pecado a Dios, todo el dolor que estaba experimentando se disipó. Lo que Dios hizo por David, también lo quiere hacer por ti.

La confesión es admitir que lo que hicimos estuvo mal, que el peso de nuestro pecado es demasiado para nosotros, y pedirle a Dios que nos perdone y nos ayude a cambiar.

Dios no quiere que seamos como se menciona en el Salmo 32:9: \”No seas como el mulo o el caballo, que no tienen entendimiento, que necesitan un freno y una brida para mantenerse controlados».\”

Dios nos ofrece los brazos abiertos para quitarnos el peso de nuestro pecado, no para añadirnos más peso de la culpa. Y después de entregarle a Dios nuestro pecado para que lo cargue, Él toma nuestra mano para guiarnos y protegernos como el buen padre que es.

Por lo tanto, que todos los justos oren a ti, mientras aún haya tiempo, para que no se ahoguen en las desbordantes aguas del juicio. Pues tú eres mi escondite;  me proteges de las dificultades y me rodeas con canciones de victoria. -Salmo 32:6-8 NVI

¿Hay alguna carga que ya no necesites llevar? Él quiere eliminar tu culpa.

Quiero aprovechar y referirme a la historia bíblica de la mujer pecadora que unge a Jesús (Lucas 7:36-50), esta mujer  tenía fama de pecadora; pero cuando se enteró de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, ella se presentó con un frasco de alabastro lleno de perfume, para ungir a Jesus. 

En este momento ella se derramo totalmente antes los pies de Jesús, lloro y llevo su mejor regalo para honrar a Jesús.

 —Tu fe te ha salvado —le dijo Jesús a la mujer—; vete en paz.
– Lucas 7:50

El perdón está listo de parte de Dios; no hay dudas ni escasez de Su parte. Nuestra parte es venir con humildad y sumisión amorosa a Jesús, y recibir el perdón que Él ofrece por fe.

¿Que estás esperando para acercarte a Él? El quiere limpiarnos, y llenar ese vacío que tenemos que solo el puede llenar.

¿Ha habido algún momento en tu vida en el que hayas confesado tu pecado y hayas pedido a Jesús que sea tu Señor y Salvador? Si no es así, puedes hacerlo hoy.

¿TE GUSTARÍA HACERLO?

Si tu respuesta es ≪sí≫, entonces puedes hacer una sencilla oración, como la siguiente:

«Jesús, me arrepiento de mis pecados y quiero que vengas a mi vida. Quiero que me hagas una nueva persona y me ayudes a enfrentar las situaciones que vendrán. En el nombre de Jesús, amén.»

El Señor dice: «Te guiaré por el mejor sendero para tu vida; te aconsejaré y velaré por ti. – Salmos 32:8

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