Esteban se defiende ante los líderes religiosos judíos. Los funcionarios se enfurecieron tanto que mataron a Esteban, convirtiéndolo en el primer mártir cristiano.

Jesús dijo: \”El propósito del ladrón es robar y matar y destruir; mi propósito es darles una vida plena y abundante.\” (Juan 10:10). ¿Cómo medimos la plenitud? ¿Cómo sabemos si estamos experimentando la plenitud que ofrece Jesús?

La carrera ministerial de Esteban consistió en la entrega de alimentos a las viudas y en un breve sermón pronunciado ante un grupo de fanáticos religiosos que lanzaban piedras. En ambos ejemplos, Esteban dio todo lo que tenía a la tarea. Actuó fielmente entre bastidores recibiendo el agradecimiento de unas cuantas viudas bien alimentadas, y actuó con la misma fidelidad en una plataforma más pública cuando la muerte parecía su probable final. Sin duda, Esteban estaba motivado por una tumba vacía y fortalecido por el Espíritu Santo.

Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, y vio la gloria de Dios y vio a Jesús de pie en el lugar de honor, a la derecha de Dios.
– Hechos 7:55

La vida de Esteban fue plena a pesar de su brevedad. La vara de medir la plenitud no es la duración de nuestros días, el número de nuestros logros o la frecuencia de nuestra felicidad.

Esteban fue audaz y fielmente obediente en cada situación. Lo hizo todo. Su vida nos muestra que la plenitud se encuentra en una vida centrada en Cristo.

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