Podemos pasar por pruebas en la vida y sentiremos que Dios no está. No creamos esa mentira. Tengamos la claridad de recordar que Él siempre está con nosotros si lo llamamos. En eso se basa nuestra fe. Creemos y amamos porque Él nos ama de manera sin igual y nos responde, en Su tiempo, no en el nuestro.
No nos deja solos
Cuando Jesús vino y se hizo hombre, nos hizo muchas promesas. Hemos sido testigos del cumplimiento de ellas. Sabemos de Su resurrección, de Su bondad y gentileza. Entre tantas cosas, nos ofreció que nos daría a Su Espíritu Santo para que siempre nos acompañe. Y vive en nosotros si lo pedimos y no lo alejamos.
Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.Juan 14:15-17 (RVR 1960).
Si quieres experimentar Su presencia, ora
No olvidemos unirnos en oración con otros, para buscar Su presencia, para disfrutar de Su paz, porque nos dijo también que, si nos reunimos en Su nombre, nos acompañará, estará en medio de nosotros. Son promesas que no debemos olvidar jamás.
Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.Mateo 18:20 (RVR 1960).
Cuando fortalecemos nuestra fe y nos esforzamos verdaderamente en tener una estrecha relación con Dios, podremos pasar por pruebas y confiaremos en que Él nos acompaña a través de ellas. Y fortalecemos esa dedicando tiempo diario a la lectura Bíblica, y orando diario.
No como una fórmula, esperando lograr con ello estar bien con Dios y recibir recompensas. Hagámoslo como costumbre, porque sabemos que con esto nos sentimos mejor, podemos sentir Su protección, Su amor y Su guía. Y porque lo amamos como nuestro Creador que es.
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