Si hay algo que nos cuesta a veces es hablar de los procesos difíciles que hemos pasamos, pero no nos damos cuenta que son esas cicatrices sanadas las que nos dan la oportunidad de expresar lo que Dios ha hecho en nosotros.
¿Recuerdas cuando Jesús resucitó? Él enseñaba sus cicatrices de los clavos para que vieran los discípulos que las promesas de Dios se habían cumplido sobre él.

Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor.
Juan 20:20 RVR1960

Cuando mostramos nuestras cicatrices otros pueden encontrar alivio, alegría y paz de saber que estarán bien porque tú lograste pasar un proceso cómo el de ellos.
Tus cicatrices pueden traerle alivio a otros, no lo olvides.

Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.
Juan 20:21 RVR1960

La cicatriz del dolor, nos recuerda que Cristo nos devolvió el gozo.
Cada situación del pasado que ya no está, nos recuerda que tenemos a un Dios que nos da victoria y nos levanta aún del hueco más profundo.

Quizás hay alguien esperando escuchar tú testimonio para recibir nuevas fuerzas, encontrar un refugio y una persona que la pueda entender.

Practiquemos la empatia unos con otros, así cómo Dios estuvo para ti en momentos difíciles Recuerdale a alguien que también está con él hoy en su proceso.
Hoy te reto a orar por alguien, que sabes que necesita fuerzas.

Él sana a los quebrantados de corazón, Y venda sus heridas.
Salmos 147:3 RVR1960

Si ya fuiste sanado, es hora de llevar el bálsamo de Dios a otros que están heridos y presentarles a un Dios que sana y traer libertad.

Dios te bendiga

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