Todos hemos pasado por algún momento en la vida donde las lágrimas se volvieron nuestro pan de cada día, llorabamos en todo momento porque nuestro corazón estaba afligido, te dolía el alma y la angustia era constante, muchas veces ya las lágrimas ni salen de tanto llorar y pareciera que no abrá un final para ese dolor.

Muchas veces lloramos por causa de deudas, problemas sentimentales, malas relaciones laborales y tienes que convivir con esa persona que te agobia todos los días, asuntos familiares o en la universidad, en fin, cada uno está lidiando con algo que enfrenta a diario.

En el siguiente Salmo, David estaba sufriendo mucho, pero en esa situación tomó una actitud que quiero que nosotros pongamos en práctica.

Mis ojos están gastados de sufrir;Se han envejecido a causa de todos mis angustiadores. Apartaos de mí, todos los hacedores de iniquidad;Porque Jehová ha oído la voz de mi lloro. Jehová ha oído mi ruego;Ha recibido Jehová mi oración.
Salmos 6:7-9

David oraba y se refugiaba en Dios, le contaba de toda su agonía, descargaba todo su dolor en la presencia de Dios.

En mi vida han habido momentos donde solo lloro en la presencia de Dios, sin decir una palabra y puedo sentir su consuelo, su misericordia y sus brazos de padre consolado mi corazón.

Dios sabe interpretar perfectamente una lagrima, él reconoce la voz de un corazón afligido y lo escucha.

Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.
Santiago 5:15

Quizás nadie sabe lo que te sucede, estas sufriendo solo, pero hay un Dios que te mira con amor, esperando que lo busques, que te humilles en su presencia, habla con él, cuéntale la verda porque el quiere mostrarte su poder para guardarte del mal, no tengas temor a nada ni a nadie, cree en Dios, nunca te dejará solo.

Entrega esa carga que tienes, eso que te angustia, te preocupa y te perturba constantemente, él está escuchando tu ruego.
Confía plenamente de que Dios tiene el control de tu circunstancia y te dará la victoria.

Que tengas un hermoso día, no llores más, seca las lágrimas porque Dios ha oído tu oración.

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