Se produce una disputa sobre si los cristianos deben ser circuncidados o no. Después de escuchar lo que Dios estaba haciendo en las comunidades no judías, la iglesia acordó que no debía cargar a los nuevos cristianos con muchos requisitos.
A medida que el Evangelio se extiende y crece en la iglesia primitiva, surge un grupo diverso. Lo que antes era un pequeño grupo de judíos locales ahora incluía un gran número de no judíos, o gentiles. Las diferencias de opinión causaron fricciones en el cuerpo de la iglesia. La gente esperaba que los líderes de la iglesia eligieran un bando. Pero no se daban cuenta de que todos trabajaban por una visión compartida.
Al igual que la iglesia primitiva, debemos luchar por la unidad cuando surgen divisiones por nuestros diferentes orígenes, tradiciones y preferencias. Somos diferentes en muchos aspectos, pero somos iguales en el único aspecto que importa. Todos hemos experimentado la salvación por gracia mediante la fe en Jesús.
Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo. – Efesios 2:8-9
Nuestra misión de ver el Evangelio difundido por todo el mundo nos une, a pesar de nuestras diferencias.
Dios conoce el corazón humano y él confirmó que acepta a los gentiles al darles el Espíritu Santo, tal como lo hizo con nosotros. – Hechos 15:8
Pedro dice en Hechos 15:8 que el mismo Espíritu vive en todos nosotros; Dios no ha hecho distinción. Todos los que están en Cristo forman parte de la familia de Dios. Somos un solo cuerpo, y cada uno tiene un papel que desempeñar. Aceptar nuestras diferencias y centrarnos en nuestra misión conjunta nos ayuda a llegar a más personas con las buenas noticias sobre Jesús. Así que seamos conscientes de que las divisiones en la iglesia son cancerígenas para el cuerpo y luchemos por la unidad cada vez que podamos.
https://www.youtube.com/watch?v=pK-U89rIXw0
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