Un día, los discípulos de Jesús se acercaron a Él y le preguntaron: \”¿Por qué hablas a la gente en parábolas?\”.

Él respondió: \” —A ustedes se les ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos; pero a ELLOS no. Al que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia. Al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará.\” – Mateo 13:11-12

Los \”ellos\” de Mateo 13:11 son las multitudes que escuchaban los relatos de Jesús. Jesús enseñó mucho durante sus tres años de ministerio. Se basó en las enseñanzas que los discípulos y otros habían adquirido durante años de asistencia a la sinagoga, y a menudo las corrigió.

Jesús no ocultaba la verdad. Para los que tenían un deseo sincero de conocer a Dios, las historias de Jesús tenían mucho sentido. Para los que querían que Jesús eligiera un bando, sus historias sonaban como tonterías.

Pablo experimentó una respuesta similar mientras viajaba y enseñaba. Sufrió todo tipo de persecución mientras predicaba la buena nueva.

Ahora me alegro en medio de mis sufrimientos por ustedes, y voy completando en mí mismo lo que falta de las aflicciones de Cristo, en favor de su cuerpo, que es la iglesia. – Colosenses 1:24

Pero el sufrimiento valió la pena para ver a la gente entender que Jesús era, y es, el plan de Dios para salvar al mundo.

Pablo había sido una vez uno de los \”ELLOS\” de los que hablaba Jesús. Nacido en una familia religiosa de alto rango, persiguió a los cristianos cuando Jesús caminaba por la tierra. Sabía mucho sobre Dios, pero carecía de una relación con él.

Entonces Jesús se le apareció a Pablo, y todo cambió (Hechos 9). Las escrituras que Pablo siempre había conocido adquirieron un nuevo significado. Las conexiones que no podía ver eran tan claras como el día. Los misterios que habían estado ocultos salieron a la luz.

Este mensaje se mantuvo en secreto durante siglos y generaciones, pero ahora se dio a conocer al pueblo de Dios. -Colosenses 1:26 NTV

Lo mismo nos ocurre a nosotros cuando conocemos a Jesús. Cuando leemos la Biblia con el poder del Espíritu Santo, es más que un buen libro o un experimento literario. Las historias forman parte de nuestra historia. Las oraciones se convierten en nuestras oraciones. Las promesas son ahora nuestras promesas.

Hace mucho tiempo, Dios habló muchas veces y de diversas maneras a nuestros antepasados por medio de los profetas. Y ahora, en estos últimos días, nos ha hablado por medio de su Hijo. Dios le prometió todo al Hijo como herencia y, mediante el Hijo, creó el universo. El Hijo irradia la gloria de Dios y expresa el carácter mismo de Dios, y sostiene todo con el gran poder de su palabra. Después de habernos limpiado de nuestros pecados, se sentó en el lugar de honor, a la derecha del majestuoso Dios en el cielo.– Hebreos 1:1-3

Jesús nos reveló todo lo que necesitamos saber sobre Dios . Y, como Pablo, tenemos el increíble privilegio de mostrar quién es Dios al mundo que nos rodea.

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