Sin embargo, lo que ahora sufrimos no es nada comparado con la gloria que él nos revelará más adelante.
Romanos 8:18
¿Has oído alguna vez la frase \”No te preocupes por las cosas pequeñas\”?
Algunos días es más fácil de recordar que otros. Cuando un niño tiene un colapso en la tienda por un paquete de dulces, es mucho más fácil mantener la calma, que cuando dos están llorando y agitándose incontrolablemente. Cuando su jefe le asigna una tarea urgente, es más fácil mantener la calma que cuando se enfrenta a tres emergencias laborales a la vez.
Para los seguidores de Jesús, es posible consolarse en medio de la ansiedad.
»No dejen que el corazón se les llene de angustia; confíen en Dios y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre, hay lugar más que suficiente. Si no fuera así, ¿acaso les habría dicho que voy a prepararles un lugar? Cuando todo esté listo, volveré para llevarlos, para que siempre estén conmigo donde yo estoy.
– Juan 14: 1–3
En Juan 14: 1–3, se nos dice que lo que experimentamos en la tierra no es el final. Jesús regresará por nosotros, y el dolor que experimentamos en esta vida se sentirá como un vapor en comparación con el gozo y la paz que experimentamos en la eternidad con Él.
La esperanza que tenemos en Jesús se extiende mucho más allá de la angustia relacional, el estrés financiero y los trabajos abrumadores que experimentamos todos los días.
Cuando Jesús regrese, nuestra esperanza estará completa y cumplida. No tenemos que vivir con miedo porque Jesús ya murió en la cruz, resucitó de entre los muertos y venció el miedo.
La paz que experimentaremos en la eternidad con Jesús será mucho mayor que las preocupaciones que experimentamos hoy. Pensar en Su esperanza eterna no cambia nuestras circunstancias, pero cambia nuestra perspectiva de lo que está sucediendo aquí y ahora.
Jesús, gracias por ofrecer esperanza para una vida que dura más allá de las preocupaciones de esta vida. Ayúdame a recordar Tu eterna esperanza cuando empiece a abrumarme por la preocupación.
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