Dios ideó un plan perfecto para salvarnos de la muerte eterna, involucró a su único hijo, Jesús. En un fino plan, y a pesar de que el hombre pecó y se alejó de Dios conscientemente, no nos desechó sino que nos buscó para redimirnos.
Busca al perdido
Jesús pasaba por Jericó y en medio de tanta muchedumbre estaba Zaqueo, un hombre públicano, cobrador de impuestos, odiado por los judios. Éste se subió a un árbol de sicómoro para poder ver al Maestro, y ni se imaginó lo que pasaría:
Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. – Lucas 19:5 (RVR 1960).
Qué sorpresa para Zaqueo que Jesús lo mirara y lo llamara por su nombre y además lo visitara en su casa. ¿Cómo te sentirías tú? Para este hombre fue motivo de gozo y de esperanza porque sabía cuál era su condición delante de Dios.
El recibir a Jesús en su casa fue lo que le transformo su vida a pesar de su pasado, pues lo que importaba era el ahora y la respuesta de Zaqueo al llamado de Dios.
Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.Lucas 19:10 (RVR 1960).
Nos recibe y mantiene con su amor
Es un gran gesto de amor y misericordia de Dios el enviar a su hijo Jesús para rescatarnos. A pesar de que Jesús era Dios, dió su vida en sacrificio para rescatarnos.
El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. – Filipenses 2:6-8 (RVR 1960)
Nos buscó y llamó de manera personal con cada circunstancia y palabra, y ahora nos mantiene su amor hasta que acabemos la buena batalla de la fe. Por eso, no te rindas, porque aquél que murio por ti, pago un alto precio y no te dejará.
Te buscó y te buscará con cada detalle lleno de su amor.
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