Sin embargo, queridos amigos, hay algo que no deben olvidar: para el Señor, un día es como mil años y mil años son como un día. En realidad, no es que el Señor sea lento para cumplir su promesa, como algunos piensan. Al contrario, es paciente por amor a ustedes. No quiere que nadie sea destruido; quiere que todos se arrepientan.
– 2 Pedro 3:8-9
¿Alguna vez has orado por algo con una necesidad tan inmediata, solo para sentir que esperaste por siempre para ver la respuesta?
Las cosas no suceden cuando esperamos que lo hagan. Podemos experimentar dudas e incluso tratar de controlar las cosas por nuestra cuenta cuando no vemos a Dios trabajando en nuestro tiempo.
Pedro nos dice que el paso del tiempo es muy diferente para Dios. Dios no está limitado por horas en un día o por la cantidad de días en un año. 2 Pedro 3: 8 dice que a Dios: \”un día es como mil años y mil años son como un día\”.
Pedro continúa diciendo que Dios \”no es que el Señor sea lento para cumplir su promesa, como algunos piensan\”. Puede parecer que el tiempo pasa lentamente y nuestra situación no está cambiando, pero en realidad, Dios puede estar haciendo algo que simplemente no podemos ver desde nuestra perspectiva humana.
Dios nos dice que es paciente con nosotros, que quiere que cada uno de nosotros lo conozca (2 Pedro 3: 9). En los momentos en que sentimos que Dios no está respondiendo a nuestras circunstancias, puede estar mostrando su paciencia con las personas que ama tanto.
El objetivo final de Dios es que lo conozcamos, no necesariamente saber la respuesta a nuestra oración. Dios siempre cumplirá sus promesas en su línea de tiempo perfecta y paciente.
Reflexionemos en esto:
- ¿Cuándo has visto a Dios cumplir sus promesas?
- ¿Todavía estás esperando escuchar una respuesta de Dios en una circunstancia particular?
- ¿Qué crees que Dios te está enseñando mientras esperas en su línea de tiempo perfecta?