Jesús (al que llamamos Justo) también envía saludos. Ellos son los únicos creyentes judíos entre mis colaboradores; trabajan aquí conmigo para el reino de Dios. ¡Y qué consuelo han sido para mí! – Colosenses 4:11 NTV

En Colosenses 4:11, Pablo agradece a los creyentes que le consolaron en su momento de necesidad. Ninguno de nosotros ha experimentado el encarcelamiento del primer siglo, pero todos sabemos lo que es pasar por un momento difícil. Entonces, ¿cómo podemos, al igual que los creyentes de la iglesia primitiva, ayudar a los compañeros cristianos que están pasando por dificultades?

  • No seas demasiado entusiasta.
    Proverbios 25:20 dice: \”Cantar canciones alegres a quien tiene el corazón afligido es como quitarle a alguien el abrigo cuando hace frío o echarle vinagre a una herida\”. En cambio, un saludo rápido de cualquier forma es profundamente significativo, pues le recuerda a la persona que sí te importa.
  • No olvides a la persona que está sufriendo.
    Haz un seguimiento con una nota, una visita o un correo electrónico, teniendo en cuenta que puede que no todo esté bien dentro de unos meses o incluso años. Tu paciencia con el proceso de curación es un gran estímulo para la persona afectada.
  • No te acerques a regañadientes; ¡la persona herida se da cuenta! Usted será recompensado por su tierno aliento a otros creyentes, así que sea alegre al respecto. Dios no olvidará.
    \”Pues Dios no es injusto. No olvidará con cuánto esfuerzo han trabajado para él y cómo han demostrado su amor por él sirviendo a otros creyentes[a] como todavía lo hacen.\” – Hebreos 6:10

Amar a otros creyentes es, en definitiva, una forma de amar a Dios, en cumplimiento de los dos mandamientos más importantes: amar a Dios con todo el corazón, el alma, la mente y las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo (Marcos 12:28-31).

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