Dios lo envió para que comprara la libertad de los que éramos esclavos de la ley, a fin de poder adoptarnos como sus propios hijos; y debido a que somos sus hijos, Dios envió al Espíritu de su Hijo a nuestro corazón, el cual nos impulsa a exclamar «Abba, Padre». Ahora ya no eres un esclavo sino un hijo de Dios, y como eres su hijo, Dios te ha hecho su heredero. – Gálatas 4:5-7
Te invito a leer: Gálatas 4:1-7
Al ver un pesebre, ¿has pensado alguna vez en cómo comenzó tal acontecimiento? Hagamos una pausa para considerar no solo el agotador viaje de José y María, sino también el camino que Dios preparó.
La ruta comenzó en el Edén, donde se derramó sangre por primera vez para expiar el pecado (Génesis 3:21). La solución temporal —el sacrificio de animales— sería suficiente hasta que Dios promulgara su plan permanente en la “plenitud de los tiempos” (Gálatas 4:4).
Más tarde, al retirar su protección cuando Israel se volvió a los dioses falsos, Dios permitió que su pueblo fuera llevado cautivo a Babilonia. Allí construyeron sinagogas para adorar a Dios. Cuando los babilonios fueron derrotados 70 años después, los israelitas trajeron a su tierra versiones del judaísmo que habían estado practicando. Más tarde, esas sinagogas acogieron a hombres como Pablo, que predicaron y enviaron cartas sobre el Mesías nacido en Belén. Y hoy seguimos utilizando sus epístolas —y toda la Biblia— para guiar a los no creyentes a la fe.
A lo largo de los siglos, algunos países pasaron por guerras y otros surgieron con nuevos ideales. Pueblos fueron desplazados y gobernantes conquistados. Mientras tanto, Dios estaba trazando el camino hacia Tierra Santa, la cuna perfecta para el Mesías.
1 Comment
Guadalupe · December 23, 2022 at 2:23 pm
Dios es bueno