Cada día es un inicio, porque Dios nos regala un día más de vida para buscarlo, para ver sus propósitos en nuestra vida.

Quizás ayer fue un día difícil para ti, pero Dios, es el Dios de ayer, de hoy y por los siglos de los siglos.

Oh Jehová, de mañana oirás mi voz;
De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.
– Salmos 5:3

Debemos Presentarnos cada mañana delante de la presencia de Dios, porque así le entregamos todo lo que haremos en el día, para que él tome el control de las cosas que puedan pasar en el transcurso de las horas.

Encomendarnos a Dios, nos puede librar de trampas del enemigo, tenemos que orar por nuestra familia, amigos y situaciones que tenemos que enfrentar para que se haga su voluntad.

La oración nos trae calma, es dejar ese saco de problemas en sus manos.

Quiero que antes de hacer cualquier cosa, Dios sea la primera conversación del día, que pueda verme a sus pies y que sea una relación mutua, donde yo hablo con Dios y él habla conmigo.

Esperar es la parte que a veces nos cuesta, estar allí, quedarnos en intimidad, esperando una respuesta a través de su palabra o de muchas maneras en las que Dios se manifiesta para darnos dirección.

Debemos aprender a esperar, confiar en que Dios sabe lo que hace y tiene un tiempo perfecto para mostrarnos la verdad.

No te desesperes si aún Dios no ha dicho nada, sigue buscando su presencia, sigue elevando tu voz cada mañana, recuerda que con fe y paciencia se heredan las promesas, ten calma que él no te ha abandonado, ni te dejará solo, solo quiere enseñarte a creer como un niño confía en su padre.

Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.
– Romanos 8:25

Dios está haciendo algo. Aunque tus ojos aún no lo vean.

No te apresures a irte, pasa tiempo a solas con Dios.

Que tengas un gran día, lleno de la presencia de Dios.

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