Es importante tener metas en la vida porque las mismas nos motivan a levantarnos con más fuerza cada mañana. En cambio, si no las tenemos, vivimos sin rumbo, en la mediocridad y sin un propósito.
Fuimos diseñados para tener metas
No, amados hermanos, no lo he logrado, pero me concentro únicamente en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús.
– Filipenses 3:13-14 NTV
En estos pasajes vemos que el apóstol Pablo estaba enfocado en una cosa, y no dejaría que lo que queda atrás lo distrajera de ello. Él prosiguió a su meta, el supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Las metas nos impulsan a seguir adelante y a vivir un estilo de vida diferente. En la Biblia encontramos que fuimos diseñados para perseguir metas y cumplirlas. Nacimos con un propósito.
Todo lo que hagas, hazlo bien, pues cuando vayas a la tumba no habrá trabajo ni proyectos ni conocimiento ni sabiduría – Eclesiastés 9:10 NTV
Planificar es señal de un buen mayordomo
Si aun no tienes objetivos, proyecta algunas para este año, planificar es señal de un buen administrador, un buen mayordomo. ¿Dónde estás ahora? ¿Dónde quieres estar al finalizar el año? ¿Cómo conseguir eso que quieres alcanzar?
Toma un tiempo y empieza a escribir tus metas. Luego, concéntrate en cumplirlas como el apóstol Pablo. Persigue esa meta hasta alcanzarlo y deja que Dios te guíe. Te darás cuenta de que vivir con ellas es vivir con un propósito. Tu vida mejorará y serás un buen mayordomo de todas las cosas que Dios te dio.
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